La luz de los genios. El tiempo de la fermentación. Los fantasiosos son de otra pasta. Tanusú Domínguez Placeres 'Tana' ya no puede esconderse. Llega el verano de la inspiración de la 'T'. Con 138 partidos con la UD -83 en Primera-, el parón por la pandemia le ha colocado en la primera línea de combate. Su nuevo físico y su preparación durante el confinamiento le ubica en una posición de privilegio. Con la vuelta de la competición marcada para el 12 de junio, el alumno aventajado de Quique Setién tiene muchas cuentas pendientes.

Enfilando el ecuador de la preparación -ya van dos semanas tras arrancar el viernes 8 de este mes-, el atacante del barrio pesquero de San Cristóbal está obligado a tirar del carro. Su nombre figura en las quinielas de Mel, junto a los Rubén Castro, Pedri, Juanjo Narváez, Benito o Fede Varela. Otra vez, la marcha de Jonathan Viera -ya sucedió en 2018 con Jémez en Primera- y una situación inquietante del bloque isleño con el descenso a solo tres puntos. El último gran partido de Tana se remonta a La Romareda, el 1 de septiembre de 2018, y a las órdenes de Manolo Jiménez. Han pasado 630 días. Saltó en el 45' y se armó la mundial. Completó una actuación memorable, equiparable a las que escenificó ante el Madrid -dos goles- o contra el Sevilla en el Sánchez Pizjuán. En la 2018-19 se fue cedido a la segunda categoría del fútbol chino y regresó el pasado enero. En este curso, ya con Mel, computa seis partidos con tres empates y tres derrotas. 316 minutos y ese reguero de cuentas pendientes.

Jugó de inicio en el último episodio liguero en El Molinón. Ahí se apagó la luz. Naufragio y confinamiento. La pandemia devoró el balón y Tana se encerró en su cuartel general en el Sur de la Isla. Ha llegado como un toro y se está ganando, con el permiso de Rubén Castro, la condición de activo franquicia.