Canarias se blinda para frenar una invasión de los mosquitos del dengue

En el último año se han declarado ocho alertas por la entrada de vectores tropicales en Tenerife y en Gran Canaria, una cifra nunca antes vista ni gestionada en el Archipiélago 

Así son las trampas utilizadas por el Instituto de Enfermedades Tropicales capturar mosquitos invasores en Canarias

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Las dos especies de mosquitos que transmiten el dengue, el chikunguya y el zika Aedes aegypti y Aedes albopictus ya han llegado a Canarias. Y aunque lo han hecho sin portar estas enfermedades tropicales, gozar de dicha suerte no significa que la presencia de estos pequeños insectos sea inocua. 

Su localización en distintas macetas, invernaderos y mercancías llegadas a las Islas ha llevado a Canarias a blindarse frente a una amenaza que empezó a tomar forma en 2017 –cuando se detectó por primera vez en Fuerteventura–, pero que hasta ahora nunca había llegado a adquirir unas dimensiones tan grandes. Ante la situación se ha reforzado la vigilancia e intensificando la captura de ejemplares con el único objetivo de evitar la propagación descontrolada de estos vectores de enfermedades. 

Las alarmas saltaron hace ya más de un año. A finales de 2022 se encontró un ejemplar adulto de mosquito momia o de la fiebre amarilla (Aedes aegypti) en el barrio del Toscal, en Santa Cruz de Tenerife. Unos meses antes se había encontrado huevos en La Palma, pero la alerta quedó en un susto. 

La de diciembre de 2022 sin embargo, fue peculiar. No ocurrió ni en un puerto ni en un invernadero –puntos estratégicos de vigilancia– si no en la casa de un vecino. El afectado mandó una foto a la Dirección de Salud Pública de un diminuto insecto –mucho más pequeño que los mosquitos endémicos de Canarias– de características rayas blancas en el torso y las patas y de sus picaduras. 

Los investigadores del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de la Universidad de La Laguna (ULL) y los miembros de la Dirección de Salud Pública, en apenas 24 horas –el tiempo de respuesta más rápido de toda España–, acudieron al domicilio, instalaron trampas y empezaron a desinfectar tanto la vivienda afectada como las colindantes. 

Dos investigadoras revisan una de las trampas colocadas en el barrio de Vuelta de Los Pájaros en Santa Cruz

Dos investigadoras revisan una de las trampas colocadas en el barrio de Vuelta de Los Pájaros en Santa Cruz / María Pisaca

Aquella rápida actuación evitó que el mosquito volviera aparecer en la zona y en los próximos meses los científicos esperan que se dé por concluida la alerta. Sin embargo, lo que nunca esperaron los investigadores es que apenas unos meses después llegaría la segunda y la tercera alerta por detección de mosquitos. A día de hoy, el Archipiélago cuenta con hasta ocho alertas diferentes por detección de estos peligrosos insectos que, actualmente, siguen vigentes. «Eso significa que durante los próximos 18 meses tenemos que mantener una vigilancia constante», explica Jacob Lorenzo, director del Instituto. 

Así es como los miembros del Instituto de Enfermedades Tropicales han acabado por instalar 1.200 trampas de diferentes tipos –algunas pensadas para detección de huevos y otras para la de ejemplares adultos– en distintos puntos del Archipiélago. 

«Las vigilamos de manera constante. Cuando no hay alerta hacemos revisiones cada 10 días, ahora, en las zonas en las que hemos recibido estos avisos lo hacemos cada semana», explica Carolina Fernández, investigadora el Instituto de Enfermedades Tropicales. La información sobre la presencia de los mosquitos la reciben tanto en dichas revisiones periódicas como por la colaboración ciudadana, que cuenta con un correo electrónico (vectores.scs@gobiernodecanarias.org) y una app (Mosquito Alert) a los que que dirigirse en caso de sospecha. 

En el último año, se han encontrado ejemplares de Aedes o sus huevos en ocho puntos distintos del Archipiélago. En Tenerife se han hallado en un invernadero de Tacoronte, en la terminal de cruceros de Santa Cruz, en los barrios santacruceros de Vuelta de Los Pájaros y el Toscal, en el Aeropuerto de Tenerife Sur. En Gran Canaria también se han visto rastros de estos mosquitos invasores en Piletas y en dos puntos distintos del muelle de Santa Catalina.

Dos trampas

Los investigadores acuden así cada semana a una de las zonas en los que han aparecido rastros de mosquito. El equipo acude temprano a la Vuelta de los Pájaros, en Santa Cruz de Tenerife. No hay que demorarse ni un minuto, pues si no, no habrá tiempo luego para volver a laboratorio. Allí instalan los dos tipos de trampas que tienen disponibles. 

La primera de las trampas es un vaso de plástico totalmente negro, para emular la oscuridad absoluta, que tanto gusta a estos mosquitos. «El vaso se recubre con agua y se le coloca un palito, la hembra llegará al palito, porque le gusta una superficie húmeda y ahí depositará los huevos», explica Lorenzo. Este tipo de dispositivo de captura, llamada ovitrampa, se colocan habitualmente en zonas ajardinadas, dado que son las que más frecuentan este tipo de insecto tropical.  

"Los patrones de reproducción de estos mosquitos son muy diferentes a los que siguen los insectos que tenemos en Canarias", asevera Fernández. Y es que, al contrario que la mayoría de mosquitos, Aedes aegypti y Aedes albopictus suelen depositar sus huevos en superficies húmedas y no directamente en el agua. Es así como pueden sobrevivir durante días, por ejemplo, adosados al plato de una maceta, en mercancías o incluso en grietas provocadas por humedades en una casa. "Basta con suministrarles un poco de agua para que empiece el ciclo", explica Fernández. 

Trampa colocada para capturar los huevos y larvas de mosquitos del género Aedes.

Trampa colocada para capturar los huevos y larvas de mosquitos del género Aedes. / María Pisaca

El ciclo reproductivo de estos mosquitos también es muy distinto al de otros insectos más comunes en las Islas. "Los mosquitos que conocemos suelen dejar sus huevos directamente en el agua", explica Fernández. Las hembras del género Aedes, sin embargo, son más proclive a dejar sus entre 250 y 500 huevos repartidos en varios lugares. 

Para capturar a ejemplares adultos –más pequeños que los mosquitos canarios– los investigadores utilizan las trampas BG-Sentinel, un artefacto que imita al ser humano para atraer a estos insectos y retenerlos en su interior. Un pequeño cubículo de la bolsa contiene unas bolitas que emiten un olor similar a la de la piel humana y posee unos potentes ventiladores que generan corrientes de aire artificiales a su alrededor para difundir el aroma. Llevar un control de estos insectos es de gran importancia en Canarias. Para que enfermedades como el dengue o la fiebre amarilla se transmitan por Canarias solo hacen falta dos ingredientes: que lleguen personas infectadas de terceros países y que estos mosquitos se dispersen por el Archipiélago. Y como insiste Lorenzo: "lo primero ya lo hemos tenido y podría volver a pasar". 

"El problema es que las personas que llegan infectadas a Canarias son asintomáticos y el 80% tienen síntomas generales, por lo que la entrada de su principal vector, sería abrirle las puertas también a estas enfermedades tropicales", concluye el director del Instituto.