Lidia González, de sólo 22 años, murió dos meses después sin haber recibido ningún tratamiento y a la espera de unos resultados que no llegaban. "Lo único que pido para mi hija es justicia", dice Lidia García, madre de la joven. "La vida no se la vamos a devolver, pero pedimos justicia porque esto ha sido una vergüenza. Hemos llamado a todas las puertas que hemos podido para que se sepa porque esto no puede volver a pasarle a nadie".

Según informa El Norte de Castilla, Lidia trabajaba de higienista dental y residía en Palencia. Fue en el mes de mayo, en pleno confinamiento, cuando empezó a notar los primeros síntomas. En Urgencias la derivaron directamente al Clínico de Valladolid donde, con la evidencia de que tenía un gran tumor en el lado izquierdo del cerebro, decidieron operarla lo antes posible. El 14 de mayo la operaron después de pasar 10 días ingresada sin poder recibir ninguna visita. 

De ahí la mandaron a su casa para la recuperación mientras esperaban una biopsia del tumor extirpado. A su familia les prometieron que "los resultados tardarían solo unos días". Dos meses después y sin saber nada de los resultados ni del tratamiento a seguir, Lidia falleció.  

No es el primer caso de una mujer que fallece en estas circunstancias, como fueron los de Lidia Bayona y Sonia Sainz de la Maza, también de Burgos.