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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

Élite y sueldos en pandemia

El comportamiento a su bola de las élites ha fomentado los discursos populistas, también la crecida del voto de la ultraderecha. A banqueros, empresarios y políticos no les ha faltado una piel de boa para subirse los sueldos o mantenerlos mientras el grueso se apretaba el cinturón machacado por la crisis del 2008 y después por la pandemia. Hasta la izquierda en España, con excepción de los cargos públicos de Podemos, ha pasado olímpicamente del tema. Un tecnócrata, Mario Draghi, el primer ministro italiano, anunciaba ayer su renuncia al sueldo que le corresponde, un movimiento nada sacrificado para un político con dos pensiones y un patrimonio más que relevante. Condiciones, no obstante, de las que disfrutan otros, pero sin que las mismas les sirvan de estimulo para un gesto similar. Todo lo contrario, se apuntan a las puertas giratorios en una verdadera carnicería por sentarse en un consejo de administración. ¿Empezará a correr el modelo Draghi? Unos dicen que es populismo, pero ya nos gustaría que muchas de las rectificaciones de las élites fuesen así. Sin ir más lejos, ayer el banquero principal de la marca resultante de la fusión de Bankia y Caixa recibió -otro capítulo inédito- el rechazo por parte del Estado -accionista- a una subida descomunal de sueldo. Y todo ello con el estado de alarma recién apagado, con un sistema económico fundido y con miles de ERE a punto de fraguarse por el supuesto imperativo de la economía digital. Al alto ejecutivo Goirigolzarri le falta sensibilidad, aunque reciba clases de filosofía todas las mañanas, no sé si sobre los pensadores anacoretas. Siempre se ha dicho para justificar estas prepotencias que los políticos se alejan cada vez más de la realidad. Demasiado conveniente. El fin de la pandemia nos devuelve los desmanes de un capitalismo extractivo que se acomoda a la nueva situación, pero sin que la alta rentabilidad sufra menoscabo alguno. Y otro detalle: el descaro absoluto con que los beneficiarios hacen valer su enriquecimiento.

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