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Primera plana

Se busca nómada digital

Las futuras “smart villages” buscan pobladores. Son los colonos del ciberespacio, el entorno donde la actividad se realiza a distancia gracias a la tecnología y donde ya no sirven las estructuras tradicionales, con sus rutinas, horarios o jerarquías. El nómada digital valora la libertad y la flexibilidad para crear proyectos y tener experiencias. Quiere vivir, no solo trabajar. Está por ver qué pueblos y ciudades serán los más atractivos. El nomadismo digital no es nuevo, ha crecido según se extendía la conexión de internet a lugares remotos. Hasta ahora eran pioneros del exotismo o contadores de lo insólito.

Tras la pandemia habrá más personas que se planteen cambiar de vida, salir de la metrópoli y repoblar de nuevo las aldeas que se vaciaron hace mucho tiempo. Hoy se puede decir que muchos puestos de trabajo son ubicuos. Ya no importa dónde o cuándo, sino el qué, el cuánto y el cómo. Se empieza a tener en cuenta a la persona y sus habilidades, no tanto el currículo sino el saber hacer, su talento para encontrar soluciones, la capacidad de ponerlas en práctica y una buena disposición para aportar, compartir y construir en común. Al nómada digital le gusta la independencia, ser dueño de su tiempo, trabajar su red de contactos y poder estar con su familia y amigos. Prefiere vivir en climas amables, en sitios libres de estrés, saludables, con comida de proximidad, sin contaminación, atascos, ni aglomeraciones.

En las próximas décadas el mundo laboral cambiará radicalmente ya que el mercado será global, trabajar para varias compañías a la vez será normal y los profesionales serán más internacionales y emprendedores. Algunas empresas multinacionales comienzan a valorar la opción de ofrecer a sus empleados estancias temporales en otros países como estímulo a su carrera profesional y así enriquecer la cultura corporativa. Pueblos y ciudades pequeñas tienen la posibilidad de reinventarse como lugares seguros y espaciosos donde poder vivir y trabajar, más cerca de la naturaleza. Empiezan a surgir iniciativas de coliving en hoteles rurales que incluyen casa y oficina, agua, luz, calefacción y sobre todo buena conexión a internet. Facilitan el salto de la ciudad al campo. España tiene una oportunidad de atraer talento. Comunidades como Canarias, Andalucía y Comunidad Valenciana, incluso algunos pueblos de Ávila o Salamanca, lanzan ahora campañas promocionales para captar nómadas digitales mostrando sus ventajas en clima, conectividad, networking, coste de la vida, salud o seguridad.

Tras el confinamiento, el uso del teletrabajo se ha duplicado en España y en estos meses Asturias se ha situado por encima de la media nacional, junto a Madrid y Cataluña, lo que abre la posibilidad de ganar y fijar población en la región, siempre que se logre una conexión a internet de calidad en todo el territorio y existan planes de modernización digital. Con la emergencia sanitaria, países tan dispares como Bermudas, Barbados, Georgia o Estonia han creado visados especiales para residentes que quieran trabajar desde allí durante una temporada, eso sí, acreditando un cierto nivel de ingresos. Desde hace varios años, muchas ciudades del mundo compiten por estar en nomadlist.com, el ranking de las mejores ciudades para vivir y trabajar que hoy lideran Lisboa, Bali, Ciudad de México, Tenerife o Berlín. En esta comunidad online hay más 15.000 trabajadores en remoto por todo el mundo.

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