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Olga Seco

Formas de mirar

Olga Seco

El hijoputismo y el buenismo de salón

La contradicción es el esquema mental que con grandilocuencia busca abrirse camino revestido de dialéctica. En toda contradicción se palpa la inutilidad de las explicaciones.

A día de hoy, todo es una contradicción; nunca pensé que una catástrofe pudiera dar tanto de sí y convertirse en potencia agresiva que enfrenta a unos con otros. No hace falta recurrir a ejemplos para ver la discontinuidad que tiene todo. Me asombra ver la sombra oscura de lo que llaman éxito, debido a ella, muchas personas han dejado de moverse por el camino de la sencillez y se han vuelto estúpidos. Nos encontramos ante un mundo descarnado e hipócrita. Junto al aislamiento del confinamiento nos propusimos “ser mejores personas” y resulta que seguimos siendo los mismos hijos de puta. Estamos viviendo tiempos, no es de ahora, de un buenismo desproporcionado.

Hay muchos “buenos” que son el brusco sobresalto de la conciencia; con regularidad y asiduidad, necesitan demostrar que son el camino recto que nunca se tuerce y siempre es concreción de cordura

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Con la complicidad de la indignación muchos se están “animando” y están proliferando los victimistas y los “bienqueda”. Hay procesos mentales que por lo visto gozan de un inmenso repertorio. De muchos actos se desprende la parte contraria de la acción. Dicho de otra manera: una puesta en escena. Hay muchos “buenos” que son el brusco sobresalto de la conciencia; con regularidad y asiduidad, necesitan demostrar que son el camino recto que nunca se tuerce y siempre es concreción de cordura. Con repugnancia observo la necesidad que tienen los seres humanos de aparentar ser perfectos... Sirva de referencia lo que a diario vemos a nuestro alrededor. Antes de terminar mi columna de hoy, les quiero hacer una pregunta, díganme, ¿cuándo es la última vez que han exclamado “menudo hijo de puta”? Con humor, me acerco al final de mi reflexión de hoy, y con la alegría colosal de lo pensado, me aparto de todo aquello que aparenta bondad y no lo es.

“No es que no haya bondad, lo que pasa es que está de incógnito” Mafalda.

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