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Crisis del coronavirus | Consecuencias en las ONG

La asociación Cofiris recibe el triple de solicitudes de alimentos por la pandemia

La organización solicita ayuda al Ayuntamiento para poder costear los traslados de la comida y llegar a más personas

El local de la asociación en el Centro Cívico del barrio capitalino de Zárate.

La asociación vecinal del Risco de San Nicolás Cofiris ha visto triplicarse el número de solicitudes por alimentos en los distritos Centro y Cono Sur durante estos meses de pandemia. Con la crisis del coronavirus ha llegado también otra económica en la que decenas de personas se han visto afectadas por Expedientes de Regulación Temporal de Empleos (ERTE) y por despidos, y muchas de ellas ya se encontraban en situación de vulnerabilidad antes del Estado de Alarma.

La asociación cultural y vecinal Cofiris que cuenta con 11 años desde su fundación, desde hace poco más de cinco se ha volcado en la labor de entregar alimentos a las familias más necesitadas. La idea en un principio era atender a los vecinos del barrio, pero al lograr que el Ayuntamiento capitalino les cediera un local en el Centro Cívico de Zárate, ampliaron el rango de actuación hasta el Cono Sur. Ahora, la organización sin fines de lucro que solía atender a una media de 100 familias ha tenido un aumento del triple de requerimientos desde que comenzó la crisis sanitaria.

Cada camión que lleva los alimentos desde el banco hasta la asociación cuesta 80 euros

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Específicamente, la organización atendía de 100 a 130 familias, una cifra que estaba en constante variación porque cuando alguno recibía ayudas o lograba obtener un empleo dejaba de ir por la dotación de alimentos pero desde que comenzó la crisis las peticiones sólo van en aumento. “Desde que inició la pandemia hemos tenido un incremento de hasta 350 solicitudes del distrito Centro, Vegueta-Cono Sur y Tafira, así como algunos de fuera que nos derivan desde Servicios Sociales pero tampoco tenemos mucho espacio en el local”, destaca el presidente de la asociación Israel Medina. “Las instalaciones se nos han vuelto pequeñas por la alta demanda que estamos recibiendo”, insiste.

“Hemos multiplicado y hasta triplicado el trabajo en el local social por el aumento de familias a atender que son derivadas por el Consistorio”, apunta Medina. Además, manifiesta que por las medidas sanitarias impuestas para hacer frente a la pandemia el proceso de entrega se ha ralentizado porque atienden a una o dos personas como máximo por familia cada diez minutos. “Comenzamos las entregas por la mañana y, en la mayoría de los casos, nos dan las 19.00 horas y nosotros aún seguimos trabajando”, añade. Es por esto que ha necesitado aumentar el número de voluntarios, en especial cada tres o cuatro meses cuando le llega el reparto de comida por parte del Banco de Alimentos de la Unión Europea.

La asociación reparte a domicilio a las personas mayores y con movilidad reducida

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También comenta que antes de la llegada del coronavirus hacían las entregas dentro del local y ahora se ven en la necesidad de atender a las personas afuera, en la puerta. “Hemos reducido el número de voluntarios que pueden estar dentro de las instalaciones, además nos estamos desinfectando constantemente y cumpliendo con las medidas”, reseña.

De igual forma, explica que para evitar que se formen aglomeraciones han optado por citar a cada uno de los beneficiarios para controlar los días y las horas en las que acuden las personas. Asimismo les piden que acudan un máximo de dos integrantes por familia cuando son casos especiales como personas mayores y cuando en núcleo familiar es muy grande. “A veces es mucho peso para que lo lleve uno solo, por lo que les dejamos que vengan con alguien más para que le ayuden”, indica.

Uno de los problemas más frecuentes con los que se encuentra la organización sin fines de lucro es el coste del traslado de los productos donados a ellos por el Banco de Alimentos situado en Mercalaspalmas hasta el barrio de Zárate y se complica aún más cuando la carga viene de la Unión Europea porque el traslado lo hacen desde Arinaga.

Antes de la crisis atendían a unas 100 familias pero ya pasan las 350 beneficiadas

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Igualmente recalca que ellos hacen reparto a domicilio en algunos casos, generalmente a personas mayores o con movilidad reducida que no pueden acudir por sí mismos al local para buscar los alimentos. Casi siempre, estos servicios los hacen en el barrio de San Cristóbal y algunos en San Nicolás. “Hacemos lo que podemos”, reitera el presidente a la vez que solicita ayuda al Ayuntamiento de la capital para poder hacer frente a los costes de flete que van desde los 80 euros por cada uno de los dos o tres camiones mensuales que necesitan si el traslado es desde Mercalaspalmas y 130 euros por vehículo cuando es desde Arinaga, para este último se necesitan al menos dos unidades porque entregan alimentos para tres o cuatro meses.

Los labor de estos voluntarios abarca los distritos Centro y Vegueta-Cono Sur y Tafira

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“La única donación que recibimos es la que nos da el Banco de Alimentos local y europeo, de resto no tenemos otra ayuda. Aquí lo que estamos pidiendo al Consistorio es camiones y su colaboración para transportar la comida pero ellos responden que esa nuestra responsabilidad”, lamenta mientras recuerda que se siguen sumando las peticiones por parte de los Servicios Sociales del Gobierno local que incluso le han llevado a ampliar su rango de actuación desde Mesa y López hasta Jinámar. “El mayor problema en este año ha sido intentar costear el transporte para atender a muchas más personas. Se lo hemos tenido que negar a algunas por falta de espacio y de dinero para pagar los camiones”, sostiene. Es por esto que hace un llamado al Ayuntamiento para que les ayude a alquilar más camiones para poder llegar a todas las familias que se encuentran en situación de vulnerabilidad dentro de la capital.

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