La cadena Hiperdino inauguró ayer el supermercado de la Vega de San José, en cuya parcela se última la iglesia en honor a Nuestra Señora de la Vega. El establecimiento, de 1.500 metros cuadrados y situado en la calle Málaga, da empleo a 55 personas, algunos de ellos vecinos del barrio.

El proyecto ha costado más de 9 millones de euros y no ha estado exento de polémica ya que la construcción del inmueble, en el que también hay un aparcamiento de dos plantas con 150 plazas, obligó a trasplantar un conjunto de palmeras centenarias, unidas por un mismo cepellón, tras la presión de los ecologistas y de los vecinos del barrio. Los ejemplares, amarrados con un enganche metálico, se alzan a la entrada del súper, sobre una plaza acondicionada por la cadena alimentaria.

El establecimiento, el número 32 de las tiendas que tiene Dinosol en Las Palmas de Gran Canaria, se levanta sobre un solar de la Iglesia, sobre el que se construyó en 1988 una parroquia, mientras que el resto era descampado.

La demolición de la misma tuvo lugar en junio de 2019, después de que la empresa llegara a un acuerdo con el Obispado de Canarias, que cedía el solar a cambio de un nuevo templo y de un local para Cáritas Parroquial.

El consejero delegado de DinoSol Supermercados, Javier Puga, agradeció ayer al Ayuntamiento las facilidades otorgadas en los trámites administrativos para que el proyecto saliera adelante, en la inauguración. Y también la paciencia del Obispado de Canarias dado que la iglesia aún no está terminada. Al acto asistió el alcalde Augusto Hidalgo y el vicario general de la Diócesis de Canarias Hipólito Cabrera. Puga no omitió el asunto de las palmeras, y señaló: “Siguen ahí; vivas gracias a Dios”. Sobre el nuevo local, manifestó que es la primera tienda de la cadena en utilizar frío transcrítico de CO2. “Una fórmula natural, y no contaminante, que utilizaremos en nuestros sistemas de refrigeración de ahora en adelante para continuar impulsando medidas beneficiosas para el cuidado de nuestro entorno”, señaló.

El alcalde Augusto Hidalgo, por su parte, indicó que la función de un Ayuntamiento es invertir para generar empleo y facilitar a las empresas privadas que hagan los mismo dado los tiempos de incertidumbre y de crisis económica que corren a causa de la pandemia del coronavirus. En este sentido, Hidalgo dijo que la cadena de alimentación es un ejemplo “de calidad y con vocación de servicio público”. “Se trata de una inversión privada pero se ha ordenado el entorno y se ha hecho una obra excelente”, declaró el alcalde en cuanto al acondicionamiento que ha realizado la cadena alimentaria en el entorno del espacio público.

El vicario general de la Diócesis de Canarias, Hipólito Cabrera, felicitó a todos los presentes por haber hecho realidad un proyecto en el que “llevamos años trabajando”, más si cabe teniendo en cuenta el momento tan difícil como el que se vive. Y agradeció que en el diseño de la parroquia, consensuado con el ex obispo Francisco Cases Andreu, se hubiera dado prioridad a un espacio “para las familias desfavorecidas del barrio”.

El periodista Santiago García Ramos, encargado de la ceremonia, añadió a los presentes que la titular de la parroquia continuará siendo Nuestra Señora de la Vega, una imagen bendecida por Francisco Cases con ocasión del año Santo Jubilar de 2000, en el que el Cristo de Telde y la virgen del Pino peregrinaron a la capital.

La cadena alimentaria confía en que la iglesia, en la que se está trabajando por dentro, esté lista a final de año.

El supermercado, cuyo interior ha sido decorado por Alberto Trujillo, abrirá de lunes a sábado, en horario de 09.00 a 22.00 horas. En la tienda se pueden encontrar tanto productos frescos de carnicería, pescadería, frutería, charcutería y panadería como artículos envasados de alimentación, aseo personal y limpieza. También vende productos ecológicos.

Nada más abrirse las puertas del establecimiento, comenzaron a entrar los primeros clientes, vecinos de la zona. “Estamos encantados de tener un supermercado como es debido; aunque tenemos otro más pequeño cerca, que también es bueno. Pero aquí tenemos pescado”, comentó Soledad Santana Sarmiento, la primera clienta que atravesó la puerta.