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De vuelta a la normalidad | Reabren las piscinas de La Laja

Al sol con los lagartos en La Laja

Decenas de bañistas se pegan su primer remojón en las piscinas, en el Día Mundial de los Océanos, tras su reapertura después de varios meses cerradas

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No eran las ocho de la mañana y ya estaban Yaiza y su familia en las piscinas de La Laja, que ayer, Día Mundial de los Océanos, reabrieron para el baño, tras su cierre por el confinamiento durante casi tres meses. Como Yaiza y su familia, decenas de bañistas acudieron a pegarse el baño y a tenderse al sol, como los lagartos que viven entren las piedras de la zona y que acaban de perder la tranquilidad de la que gozaron desde que se declaró el estado de alarma a mediado de marzo pasado. En cuanto lucieron los primeros rayos de sol, los lagartos fueron saliendo uno por uno de sus escondrijos a estirarse en las piedras y disfrutar ellos también del solajero, lo mismito que hacían unos metros más abajo los bañistas en la zona dedicada al solarium.

Desde primeras horas de la mañana había bañistas en las piscinas de La Laja, y eso que era lunes y que el sol no se dignó asomarse hasta después del mediodía, pero a la gente le daba lo mismo. Echaba de menos el agua salada de las piletas y en cuanto se levantó la prohibición allí que se fueron, como la familia de Yaiza, que ayer bajó desde El Lasso con un grupo de amigos y provistos de bocadillos y embutidos para pasar el día, unos pescando y otros entre baño de sol y de agua. En la playa ya se puede desde hace semanas, pero ellos prefieren las piletas.

"Esto es un lujo", exclama Rita al lado de su marido Santiago, disfrutando del primer baño después de meses. El matrimonio suele ir entre semana a las piscinas, donde arrancan el día dándose un bañito y después vuelven como nuevos a casa a proseguir con la rutina diaria.

"Esto es salud para el alma, para la mente y para el cuerpo", asevera Rita, que vive en San Cristóbal y destaca de las piscinas lo limpia que está el agua. Todo un lujo en estos tiempos en los que hay que insistir en evitar que los residuos como las mascarillas acaben en la marea.

Miguel Peralta y Guayarmina Trujillo prefieren la piscina de 50 metros, donde pueden nadar a su gusto y darse varias vueltas. "Hace tiempo que estábamos esperando a que las abrieran. Lo echábamos de menos porque hace más de 70 días que está cerradas", explica Miguel, que vuelve a retomar ahora su costumbre de darse unas diez vueltas diarias en la pileta grande. "A la playa sí podíamos venir, pero a mí m e gustan más las piscinas porque no hay arena y el agüita está limpia y entra y sal. Tengo soriasis y aquí el agua está como más salada y me viene mejor", indica Guayarmina. Normalmente están un par de horas y controlan las mareas para ir justo cuando la piscina grande está mejor para nadar.

"Ahora me canso más, después de tanto tiempo sin hacer deporte, pero poco a poco lo vamos recuperando. Correr sí hemos podido, pero nadar no", dice Miguel, quien considera que a las piscinas de La Laja sólo les falta unas duchas y lavapies y una especie de quiosco donde vendan bocadillos o agua. "Es que no hay nada. Cada vez viene más gente. Y a la playa también. El pasado fin de semana, por ejemplo, esto estaba lleno. Deberían tener aunque sea agüita para los niños, porque a veces si te olvidas de llevar algo tienes que ir hasta Hoya de la Plata a comprarlo. La gente normalmente viene con sus cositas pero no estaría mal que pusieran algo", resalta Guayarmina para quien lo más importen de todo es que la gente cuide la zona y la mantenga limpia. En el mismo sentido se pronuncia Sergio Saranova, quien señala que el servicio de limpieza es buenísimo, "lo que pasa es que alguna gente lo ensucia todo", mientras señala las gradas todas llenas de cáscaras de pipas.

Saranova sólo va entre semana y huye los sábados y los domingos porque "está a tope" de bañistas. "Entre semana no hay tanta gente y se puede disfrutar un poco más", sostiene Sergio, que desde hace un mes dejó de trabajar en una empresa publicitaria, porque está afectado por un ERTE. Así que, entre baño y baño, confía en que las cosas vuelvan a la normalidad y pueda retomar su trabajo. "Si no nos concienciamos y actuamos todos con precaución, volveremos otra vez a la casilla de salida. Yo espero que sí se recupere y, mientras tanto, vengo aquí a disfrutar del día, después de lo mal que lo pasé encerrado", señala mientras expresa su temor de que las nuevas reglas de distancia social "nos asalvajen a todos un poquito".

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