El Mercadillo de Teguise ha regresado este domingo a la Villa de Teguise con 60 de los 150 puestos permitidos en cada jornada dominical, fruto de las nuevas medidas de seguridad sanitaria puestas en marcha por el Ayuntamiento con motivo de la situación de pandemia por coronavirus.

La ONG Emergencias de Lanzarote (Emerlan) se ha encargado del control de los accesos y de medir la temperatura, mediante cámara térmica, a los visitantes. La afluencia en la jornada de hoy, en la que no se han registrado incidencias, ha sido de 2.848 personas, han señalado fuentes de la ONG. Esta actividad tiene un horario matinal, desde la 9 de la mañana hasta las 2 de la tarde. La mayoría de personas que acudió esta mañana al Mercadillo es residente en Lanzarote. Apenas hubo turistas, el público que antes del coronavirus suponía el mayor flujo de visitantes a esta cita dominguera en La Villa.

El nuevo emplazamiento para ubicar los puestos es la Plaza de la Mareta, que si bien hasta el pasado 8 de febrero, último día de celebración del mercadillo tenía algunos de sus 450 vendedores en esa zona, los relacionados con el sector agrícola y ganadero, ahora es el único lugar permitido en el casco histórico para acoger a todos los puesteros según el nuevo cupo establecido por el Ayuntamiento de Teguise atendiendo a medidas sanitarias y de seguridad.

Ocho meses y medio después de que el Ayuntamiento decretara suspenderlo por la irrupción del coronavirus, el mercadillo más grande de Canarias ha vuelto a Teguise. Eso sí, la nueva cantidad permitida de vendedores ambulantes por jornada, 150 con carácter rotatorio cada domingo, no se ha cubierto, puesto que menos de la mitad, 60, se ha animado a regresar. Artesanía, productos del campo, bisutería, aloe vera, bolsos, fotografías y prendas de vestir son algunos de los artículos que se pueden encontrar en el Mercadillo.

Las carpas homologadas son "muy caras"

Loli Torres, integrante de la Plataforma de Vendedores Ambulantes de Lanzarote, ha asegurado que “no se han montado más puestos [hasta los 150 permitidos] por las exigencias del Ayuntamiento, que nos pide que compremos una carpa homologada, la cual es muy cara y no se la puede costear cualquiera”. Torres ha explicado que “una carpa para un puesto de cuatro metros nos vale unos 1.000 euros. Quien no ha podido montar sus artículos en una mesa, porque hay materiales que no lo admiten, no ha podido venir hoy”. La falta de ingresos de los puesteros durante el último medio año debido a la pandemia dificulta que puedan hacer frente a nuevos gastos para ejercer su actividad.

Torres ha mostrado su preocupación por esta situación y se ha quejado de que “el Ayuntamiento de Teguise haya incumplido su palabra, puesto que hay licencias que llevan casi dos años sin renovarse y la compra de la carpa era una exigencia que nos exigían al renovarnos la licencia, cosa que no han hecho”. Mañana está prevista una reunión entre representantes de los vendedores y el Ayuntamiento para abordar ese y otros asuntos.

Por su parte, el concejal de Emergencias y Mercadillo, Eugenio Robayna, ha eludido pronunciarse sobre la protesta de la Plataforma de Vendedores Ambulantes de Lanzarote hasta que no celebre este lunes el encuentro. El edil ha destacado “el buen funcionamiento de medidas del protocolo Covid, certificado por Salud Pública, que hemos puesto en marcha” y agradecido “el gran trabajo realizado no solo por los trabajadores municipales, sino también por Protección Civil, Emerlan y la Policía Local para que este Mercadillo se desarrolle de la mejor manera posible”.

Testimonios

Lili Cejas, vecina de Teguise, considera que “ya era hora de que se abriera el Mercadillo porque hay que reactivar la economía. Para ser el primer día está bien. Veo que la gente respeta las distancias y el aforo”.

El residente Arcadio Cejudo opina que “había que abrirlo mucho antes. No es lo mismo que antes porque ahora hay menos puestos y están más dispersos, pero es mejor a que no haya ninguno. Así, lo vendedores pueden ingresar algo”. Echó en falta “más promoción para anunciar el regreso”.

Otro vecino, Daniel Morales, cree que "era necesario recuperar esta oferta de ocio y una muestra de ello es este Mercadillo con todas las medidas de seguridad”.

La turista holandesa Valentina Charles ha llegado este domingo a la Isla para pasar sus vacaciones y no dudó acudir a la Villa de Teguise a comprar artesanía local. “Las medidas de seguridad que veo son suficientes”, destaca.

Patrick Jean Vidal trabaja en el Mercadillo desde 2007. Tiene un puesto de bisutería y de diversos productos elaborados con aloe vera. “Estoy muy alegre porque llevaba bastantes meses sin trabajar y estoy muy a gusto”, se alegra.

Silvia Abellán vende bolsos y pulseras. “El Mercadillo debió abrirse en agosto, cuando había más turistas. No obstante, todo es empezar”, señala.

Juan Cisse acude a Teguise desde hace dos décadas, pero lamenta que “no haya turismo, a pesar de que el sitio en el que nos han puesto está bien”. Tiene a la venta bufandas y pañuelos. Acudirá a la Plaza de La Mareta "cada dos semanas".

Steven Everitt, que regente un negocio de fotos de la Isla, se muestra “muy motivado después de casi nueve meses sin nada”.

Luis Coronado comercializa productos textiles, un negocio que antes llevaba su padre, José. “Esta semana nos llamaron para reanudar la actividad. Respetamos las medidas, nos han cambiado de lugar, ahora está todo más limitado, pero bien organizado. Ya no llegan guaguas de turistas como antes, pero tenemos que seguir tirando”, asevera resignado.