Los mosquitos han tomado las urbanizaciones residenciales y los complejos hoteleros de las inmediaciones de la Charca de Maspalomas. En los últimos días un buen número de vecinos de la zona, bañistas de la playa y clientes de los hoteles cercanos a este enclave natural han asistido al centro de salud e incluso en algunos casos al hospital para tratar las decenas de picaduras que los insectos les han realizado, así como reacciones alérgicas provocadas por el contacto con estos bichos.

Los perjudicados apuntan que la formación de las plagas puede tener su origen en la propia Charca de Maspalomas, pues no es la primera vez que se produce este suceso. “Por desgracia se repite todos los años”, admite Clara Martel, la concejala de Sanidad del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, que confiesa que le han llegado numerosas quejas por esta causa durante la semana. Asimismo, adelanta que desde su área ya han iniciado los trámites para realizar una intervención en la orilla de este enclave natural. “Ahí es donde se localizan las larvas de este tipo de mosquitos y estamos trabajando para actuar lo antes posible; no podemos realizar una simple actuación de fumigación porque su completa eliminación precisa de materiales específicos”, asevera Martel, que añade que el Ayuntamiento espera conocer pronto el presupuesto que supone la intervención.

“Me levanté con la mano hinchada y sin poder mover la muñeca”, sostiene un afectado

Cristo González, uno de los afectados por las picaduras, relata que “pasé el domingo en la playa de Maspalomas y cuando llegué a casa me vi una picadura en la muñeca”. Dos días más tarde se despertó con la mano hinchada y un fuerte dolor que le impedía moverla. “Tuve que ir a urgencias porque estaba del tamaño de una pelota”, asegura impresionado. Por otro lado, algunos han achacado la presencia reciente de los insectos con que el enclave recibiese la semana pasada unos 20 metros cúbicos de agua por las mareas del Pino, que entraron hasta el lugar a través de un canal que abrió el Consistorio en colaboración con el Cabildo insular y que fue clausurado al alcanzar un metro y medio más de altura.

“Todo lo contrario”, niega la concejala. “ese proceso no es más que beneficioso; el problema es que hacía mucho tiempo que había agua estancada en la charca y, aunque ahora se ha renovado el agua con esta actuación natural, había muchas larvas en la orilla que no se han desprendido”, explica e insiste en que esta actuación era necesaria para limpiar la Charca.

Desde hacía tres años no había podido ejecutarse debido a la alta población de peces tilapias de Mozambique que habían invadido el espacio. Estos especímenes devoraron las especies autóctonas y si se abría la Charca se corría el riesgo de que pudieran colonizar también la costa. Su presencia provocó que el ecosistema de la Charca empobreciese y la salinidad aumentase. Los vecinos alertaban del mal olor que se generaba y grupos como el PP exigían el desarrollo de una campaña preventiva potente para evitar la aparición de plagas de estos insectos conocidos como mosquitos de marisma, que ponen sus huevos en terrenos húmedos.