¿Qué supone 'Siempre yo' en su futuro profesional?
No me quería meter en otro cortometraje que no me diese un salto de nivel. Y 'Siempre yo' tiene calidad fotográfica, de interpretación de actores, técnicos y artísticos. Este es el salto que buscaba. A mi entender, tiene su parte conmovedora y el resultado del montaje mantiene el espíritu del guión. De mi gente de confianza del cine me he llevado tanto buenas impresiones, como alguna que otra bofetada, siempre necesaria. Y luego tengo dos proyectos de largometrajes: 'One', y 'El mejor regalo', y tengo el ojo puesto en algunos productores canarios. Con este último guión me llegó a dar su aprobación el actor Héctor Alterio, pero fue en 2014 y no llegó a salir adelante. Ahora está en la recámara.
¿Es tan difícil abrirse un hueco en este mundo en las Islas?
Siempre le he querido dar una oportunidad a la tierra. El verme obligado a marchar fuera me hizo comprender que en las Islas tenemos que ser autocríticos y no caer en la autocomplacencia. Debemos aspirar a más y a lo mejor. Lo digo por mí, y por todo el cine canario. Si no llegan los resultados, por algo será.
¿Y cómo cuajó el proyecto?
Para mí, el fracaso en Canarias me abrió las puertas en Barcelona. Me encontré con el director y productor Carlos Martín Ferrera, al que casualmente le conté una historia popular que ya escuchaba desde niño, y nos entusiasmamos con una nueva idea para el guión del corto. En dos semanas tenía lista una tercera versión del texto de 'Siempre yo'. Y aprendí del poder magnético que puede tener una historia bien contada. A partir de ahí se unieron Fermí Rexach, Carme Sansa y María Molins. Su entusiasmo, he de reconocer, me sorprendió.
¿Cómo financió el corto?
Con mis ahorros. Es casi un milagro, pero lo conseguimos, gracias a dos genios como Martín Ferrera y David Canelo.
