¿Cómo surge la idea de escribir este libro?
La idea surgió desde el Ayuntamiento de Tuineje. Me imagino que dos circunstancias dieron lugar a pensar en hacer un recorrido histórico por esta infraestructura portuaria, por un lado el deseo de conmemorar el centenario del primer muelle del Sur majorero y por otro derivado del “desastre” acaecido en el muelle a raíz del temporal Emma, que dejó a la vista las vergüenzas de la gestión de un puerto que se hallaba infrautilizado, abandonado y con una gestión de futuro pésima. La llamada que recibí fue del entonces alcalde don Sergio Lloret, que pretendía que se hiciera un libro que rememorase la historia del puerto, dando de plazo unos cuatro meses. Y si bien el plazo no pudo cumplirse, estimo que el resultado es más que meritorio, pues aparte de las mil vicisitudes del puerto se realiza un acercamiento y balance al devenir de la localidad de Gran Tarajal
¿Cómo fueron los inicios del puerto de Gran Tarajal?
Podríamos hablar de la bahía de Gran Tarajal ya desde 1426, cuando aparece en algún mapa de la época, y si bien se utilizó como lugar de carga y descarga a lo largo de toda la Edad Moderna (siglos XVI-XVIII), lo cierto es que no será hasta el XIX cuando se plantee crear algún tipo de infraestructura que hiciera más cómodas dichas operaciones. Sin embargo, no sería hasta finales de la centuria decimonónica cuando ese deseo comience a cobrar forma, allá por 1892, con iniciativas como las de Francisco Martín Gil, Juan Castrillo Castrillo o el síndico Manuel Hernández Díaz, bajo la alcaldía de Andrés Estévez Roger. Si bien el que se encargó de luchar para hacer realidad la iniciativa fue de Matías López Hernández. Con ello se buscaba responder a la situación del puerto, pues resultaba inaudito que una bahía que en 1907 contó con un tráfico de 928 embarcaciones no dispusiera de ninguna mejora, debiendo realizar las cargas y descargas como se había hecho desde la época de la conquista.
¿Por qué se conoció a Gran Tarajal como el puerto frutero de Fuerteventura?
Se le conoció así a causa de ser el punto por dónde se exportaba más del 90 % del tomate majorero, no en vano las principales zonas de cultivo se hallaban en el Sur, al igual que acontecía con la alfalfa y el millo. Y es que por esa bahía salía la mayor parte de las múltiples y variadas producciones de los municipios de Pájara, Tuineje, Betancuria y Antigua. Con ello ese sobrenombre no fue fruto de la casualidad, sino de una realidad que para propios y extraños resultaba manifiesta.
¿Por qué pasó el puerto de una gran bonanza a una prolongada crisis?
Como en la investigación se trata de un modo mucho más profundo y con todo lujo de detalles, la desgracia del puerto, y de buena parte de la vecindad del Sur, surgió de un engaño en el que hubo muchos partícipes. En primer lugar la clase política del Norte, que intentó equipararse al resto de islas, potenciando únicamente al puerto de la capital, lo que hizo que durante cuarenta años no se invirtiera nada en este muelle. En segundo lugar por el deseo expreso de la compañía de Vapores Interinsulares, los correíllos, de reducir sus escalas, argumentando del falso riesgo de que la operación de atraque en Gran Tarajal era muy peligrosa, así como el deseo de los transportistas de ganar más con el traslado de los productos del Sur hasta el muelle de Puerto de Cabras.
¿Se puede señalar a responsables directos del ocaso de este puerto sureño?
Por supuesto. En primer lugar al alcalde de Puerto de Cabras y que luego fuera consejero y vicepresidente del Cabildo de Fuerteventura a mediados de la década de 1950, Miguel Velázquez Curbelo, que se empeñó, y logró, frenar cualquier iniciativa en pro del puerto sureño. Más tarde vendría el turno del vicepresidente y luego presidente del Cabildo Casto Martínez Soto, que llegó a criticar a todo el Sur por desear al regreso de la prosperidad al abandonado Sur en base a algunas mejoras en su muelle. E incluso personas de la prensa se encargaron de intentar humillar al Sur por medio del rechazo de cualquier iniciativa, hasta al punto de publicar amenazas directa contra los que desde Gran Tarajal buscaban el progreso.
¿Qué papel jugó el muelle en el desarrollo de Gran Tarajal como capital del Sur de Fuerteventura?
Fue trascendental. Lo que hoy en día es Gran Tarajal se lo debe el muelle, al tomate y al buen hacer de nuestros antepasados, que supieron bregar por sus intereses y los de sus descendientes. No se puede entender ninguna mejora en toda la zona sin tener como referente al muelle, auténtica puerta de entrada y salida de productos, pero también de noticias, novedades técnicas, servicios. Precisamente este aspecto ocupa todo un capítulo, el referente a cómo la ciudad que hoy es Gran Tarajal se pudo desarrollar, solo al progreso económico y vitalidad que proporcionaba el muelle y toda la actividad que en torno al mismo se desarrollaba.
¿Qué futuro augura al núcleo de Gran Tarajal y su puerto?
Muy buena pregunta y difícil respuesta la que se podría dar. Hoy como ayer el desarrollo va ligado a la política y al deseo de un pueblo de conseguir logros y objetivos que redunden en beneficio suyo y de las generaciones futuras. Los tiempos han cambiado desde 1950 o 1960, existen una red de carreteras envidiable, el puerto de Morro Jable acabó por cerrar el puerto de pasajeros interinsulares en Gran Tarajal. Pero estimo que Gran Tarajal, sus comercios, su playa, y todas las zonas aledañas tienen el encanto suficiente para poder luchar en pro de conseguir que los circuitos de cruceros recalen en el mismo, porque posibilitarán aportar riqueza y desarrollo sostenible a una localidad que pasó de ser una próspera a prácticamente servir de ciudad dormitorio.
