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El conflicto del Sáhara

“El entendimiento entre Marruecos y el pueblo saharaui cada vez es más difícil”

Hach Ahmed, secretario del Movimiento Saharaui por la Paz

Hach Ahmed

Cuando se cumplen 45 años de la Marcha Verde ¿en qué situación se encuentra actualmente el conflicto territorial entre Marruecos y la República Saharaui?

El conflicto se encuentra totalmente estancado. Ni la guerra, ni la mediación internacional han logrado despejar el camino hacia la solución. En términos generales se parece al viejo problema de Cachemira que enfrenta desde 1947 a la India y Pakistán. Lo triste es que la comunidad internacional ha perdido interés por el problema convirtiéndose en un conflicto de muy baja intensidad.

El Frente Polisario declaró el pasado sábado el estado de guerra en los territorios saharauis ante la presión en el puesto fronterizo de El Guerguerat. ¿Qué significa esa declaración y qué consecuencias puede tener?

Personalmente creo que los incidentes del El Guerguerat no excederán la categoría de simples escaramuzas y hostigamientos de mucho ruido pero escaso valor. Pienso que la región no está en condiciones de soportar una escalada o inestabilidad como la que conoció en el pasado. Por lo demás no creo que los dos gigantes de la región, Marruecos y Argelia, ni las potencias influyentes en el orden internacional estarían dispuestas a un aumento de la tensión en un área tan cercana de Europa y del Sahel donde se libra una guerra sin cuartel contra los grupos yihadistas. Al final, estoy seguro y así exhortamos a las partes, prevalecerán la cordura y la moderación.

¿Qué ha sucedido para que la causa saharaui y su lucha hayan perdido peso en los últimos años en la mayoría de los medios de comunicación de nuestro país?

Medio siglo es mucho tiempo. En España la causa saharaui nunca ha tenido, por razones obvias, un peso importante. Nada comparable, por ejemplo, al caso de Timor del Este en relación a Portugal. No podemos olvidar que problema saharaui surgió en medio de la vorágine de la Guerra Fría y cuando España, aún sumida en el franquismo, se debatía en una transición compleja y difícil, lo cual relegó a un segundo plano el asunto de la colonia. Lamentablemente el Polisario surgió en el peor momento y desperdició oportunidades de oro con la potencia administradora. Por inmadurez y bajo la influencia de intereses ajenos tuvo un manejo torpe de relaciones con la metrópoli lo cual terminó pervirtiendo el proceso de descolonización. En lugar de buscar acuerdos con España el Polisario priorizó los intereses y proyectos revolucionarios del líder libio Muammar El Gadafi, que soñaba entonces con cambiar los regímenes reaccionarios de la región utilizando como punta de lanza a una guerrilla a su imagen y semejanza en el Sáhara Occidental. Este hecho marco y torció para siempre la causa saharaui en la España posfranquista.

Más tarde se resentiría también de los ataques del Polisario a los pesqueros españoles, muchos de ellos canarios, en el Atlántico. Aquellos incidentes dañaron aun más la imagen del movimiento saharaui. Es cierto que luego se produjo un vuelco de la opinión española coincidiendo con la intervención de Naciones Unidas para el arreglo del problema a comienzos de los noventa, y una vez olvidado y superado el incidente de Tagomago, en virtud del cual se cerraron las oficinas del Polisario en Madrid.

Con el paso del tiempo, a medida que se iba posponiendo la solución, más los efectos de una gestión poco afortunada, ha ido relajando el interés. Hoy día es una cuestión muy marginal, apenas atrae la atención de grupos reducidos de la sociedad y con nula presencia en los medios.

¿Es equiparable —y justa— la maquinaria de propaganda marroquí con la de los dirigentes de la República del Sáhara?

No es comparable para nada ni por asomo. Marruecos posee recursos, instrumentos e influencias de una potencia que sabe jugar todas sus bazas y en todos los terrenos.

En este conflicto histórico Marruecos ha sido siempre visto mayoritariamente como el Estado represor. ¿Se ajusta esa imagen con la realidad?

Desde luego que en el pasado ha tenido esa fama. Es la llamada época de los años de plomo que hizo correr mucha tinta en medios de prensa e informes de organismos de derechos humanos. Sin embargo, logró en las últimas décadas reparar moralmente e indemnizar a las víctimas. Conocí al famoso opositor marroquí Abraham Serfaty y algunas víctimas, como por ejemplo la activista Aminatu Haidar, que se beneficiaron de esos programas. No es el caso del Polisario, la de derechos humanos es una asignatura que sigue pendiente. Sé de muchos casos de saharauis víctimas directas o familiares de personas que han sido torturadas o perecieron en la cárcel de Rashid. No han conseguido ni reparación, ni siquiera los responsables fueron juzgados o apartados.

¿Existen plazos fijados para lograr un entendimiento entre ambas partes?

Este conflicto lleva medio siglo. Desde luego que después de tanto tiempo es imposible definir plazos. Las esperanzas depositadas en la ONU se van desvaneciendo. Se hace cada vez más difícil un entendimiento entre las dos partes en razón a sus posiciones diametralmente opuestas.

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