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Papa Francisco: “Son hijos de Dios, tienen derecho a una familia”

Francisco ha visto en la Escritura la confirmación de lo que antes ha visto vivir al pueblo santo: la madre, el padre, el amigo que ama sin condiciones

El papa Francisco

Se volvió a liar. El fariseismo galopante volvió a montarla. El Papa dice algo de cajón y pasa a primera línea porque las cosas del sexo andan de por medio. Después del primer fogonazo ya no nos ocupamos de la llamada del Papa a ser todos iguales en “Hermanos todos”, mejor volver a los temas que -dicen- “obsesionan a los curas”. Andamos los curas, mucho más al día que los medios de comunicación, dándole vueltas más que nunca a la tecnología, la ecología, la pandemia, la solidaridad, la economía y tantas otras cosas y la menor alusión a algo que se relacione con el sexo, aunque sea de lejos, y pasa a la primera página.

Lo que el Papa ha dicho en el documental Francesco sobre los homosexuales es: “Son hijos de Dios, tienen el derecho a una familia. No se puede echar de la familia a nadie ni hacerle la vida imposible por esto. Lo que debemos crear es una ley sobre las uniones civiles. De este modo los homosexuales tendrían una cobertura legal. Yo me esforcé en ello.”

Esta claro. Las personas homosexuales deben ser acogidas en su familia. Aceptadas. Queridas. Amadas. ¿Y esto de dónde lo saca el Papa? En primer lugar de la vida. De la acogida y amor que respecto de sus hijos homosexuales han vivido -de hecho- tantas familias. ¿Procedía del Evangelio? ¡claro! y ¡cómo todo! El Evangelio nos llega en primer lugar a través de la vida. Como dice José Luis Saborido, por citar un experto que ha sabido observar al pueblo, director durante años de Catequética: ¡La fe no se transmite, se contagia! Cientos de páginas y discursos sobre la transmisión de la fe son ‘humo’ comparado con esta evidencia: ¡la fe se contagia! El Papa ha visto en la Escritura la confirmación de lo que antes ha visto vivir al pueblo santo: la madre, el padre, el amigo que ama sin condiciones. Gratuitamente. El Amor tiene la primera palabra y la última aunque entre medias metamos cizaña los liantes. Dice Francisco con razón, y si no se acepta esto no se le entiende, que “la realidad es superior a la idea”.

Ahora vamos con la segunda afirmación del Papa: la conveniencia de las uniones civiles. Y los homosexuales ¿pueden además formar una familia? EL Papa, como cualquiera que hace propuestas realistas, no da un salto en el vacío ni sube los escalones de diez en diez y hace una propuesta razonable hoy: estaría bien que se establecieran uniones civiles. ¿Por qué? Porque ya Aristóteles decía que la sociedad tiene que promover lo que es bueno. Las uniones de homosexuales colaboran a formar unidades de colaboración. Es algo que rompe la lacra del individualismo. La sociedad civil tiene que reconocer que ahí se crean lazos positivos. Si uno cuida del otro está haciendo un bien. Pongamos por caso que comparten los bienes pero la vivienda está a nombre de quien tenia vivienda cuando decidieron vivir juntos. Por la razón que sea el propietario contrae una enfermedad grave en la que le cuida el otro. Al morir, la legalidad vigente pone la vivienda en manos de los sobrinos. ¿Acaso sería justo que el cuidador vaya a la calle? Es por realidades como esta que se hace evidente la conveniencia de una figura jurídica que ampare la vivencia de esa relación.

Víctor Manuel Fernández, el magnífico teólogo argentino que pasa por ser “el teólogo del Papa” (de quien se han descubierto párrafos enteros en La alegría del Evangelio) ha explicado en Facebook que hoy Francisco dice lo mismo que propuso Bergoglio cuando en Argentina el episcopado trató el tema y su propuesta fue rechazada. Pero el tiempo pasa. Y como dice Francisco “el tiempo es superior al espacio”.

Espero que el amable lector perdone que este opinador aficionado (“vuelta la burra al trigo”) vuelva a sus temas de siempre, esos que le obsesionan. A saber: la realidad sociopolítica. ¿Por qué los que están a favor de estas uniones civiles y los que están en contra no se preocupan de otras uniones que se rompen y de desuniones que no se recomponen?

¿Podrían los favorables a las uniones homosexuales colaborar en algo a que no se rompieran las familias por razón económica?

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Quizá sea más sensato que nos preocupe que en la pandemia han fallecido ¡solos! los ancianos que vivían en residencias con peores condiciones. La mitad de los fallecidos en España en la pandemia lo han hecho en residencias, cuando en residencias viven solo el 5% de los ancianos. En esas residencias morían en mayor porcentaje los más pobres, en mayor porcentaje los que estaban en residencias que son negocio. En algunos casos por abandono de familias egoístas quizá, pero sobre todo porque las viviendas no dan más de sí y los horarios laborales son endiablados. ¿Podrían los favorables a las uniones homosexuales colaborar en algo a que no se rompieran las familias por razón económica? ¿Podrían los favorables a la familia entendida en el sentido más clásico y contrarios a las uniones homosexuales colaborar en algo en que no se rompieran las familias por razón económica?

Quizá sea más sensato que nos preocupe que las madres migrantes son separadas de sus hijos como hemos visto estos días en Las Palmas de Gran Canaria. Quizá sea más sensato darnos cuenta de que las mujeres internas también rompen su unión (civil o eclesiástica) cuando son obligadas a vivir internas. Darnos cuenta de que las cuidadoras a veces han dejado a sus hijos o parejas a miles de kilómetros. Darnos cuenta de que en el mejor de los casos los migrantes que hacen el trabajo que les manda el mercado frecuentemente no han podido cuidar de sus ancianos y a veces ni asistir al funeral.

Quizá sea más sensato darnos cuenta de que hay horarios laborales, condiciones laborales, explotaciones de diferentes calibre, que rompen y dificultan la vida de familia. No, el problema no es la unión civil de los homosexuales, el problema es someter a las familias pobres a la dictadura del mercado. La dictadura del negocio.

Eugenio Rodríguez es sacerdote y doctor en Teología

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