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Entrevista | Carlos Fernández

Carlos Fernández: “Carrillo fue el hombre de las conveniencias: astuto, inteligente, ambicioso, estalinista, reformista...”

"Se produjo una psicosis de traición en el interior de los partidos comunistas que llevó incluso a asesinatos y purgas", afirma el historiador y autor de 'Los otros camaradas. El PCE en los orígenes del franquismo (1939-1945)'

“Carrillo fue el hombre de las conveniencias: astuto, inteligente, ambicioso, estalinista, reformista...”

Carlos Fernández Rodríguez (Madrid, 1974), doctor en Historia por la Complutense, acaba de publicar Los otros camaradas. El PCE en los orígenes del franquismo (1939-1945), una obra de más de mil páginas que rastrea exhaustivamente la resistencia comunista en los primeros años de la dictadura de Franco y que coincide con el centenario del Partido. Este canto a la primera resistencia al franquismo -el autor está preparando un segundo volumen centrado en la resistencia entre 1945 y finales de los cuarenta-, no evita tampoco las sombras, como las luchas por el poder y la eliminación de camaradas. Una de las figuras que emergen al final del libro es la de Santiago Carrillo. Para Fernández, el gijonés “utilizó su cargo para beneficio propio llevándose por delante a quien hiciera falta”. Eran los tiempos del estalinismo, en los que para mantener el poder se recurría incluso a “depuraciones y eliminaciones físicas”. Este historiador ha documentado algunas de ellas, como las de Gabriel León Trilla y Angelines ‘Teresita’ Agulló.

¿Qué nuevos materiales, archivos, fuentes… ha trabajado?

La elaboración conllevó la visita a más de veinte bibliotecas, fundaciones y archivos. Uno de los principales fue el Archivo Histórico del PCE, con informes de los comunistas en la clandestinidad. Otro conjunto de archivos han sido los militares, con los novedosos consejos de guerra. He podido consultar centenares de causas. También resulta novedosa la consulta de los fondos de la Fundación Francisco Franco, donde aparecen informes de la Brigada Político Social. Esa Fundación tendría que ser ilegalizada por enaltecimiento de la dictadura, y sus fondos deberían pasar a los archivos estatales.

¿Fue la primera oposición al franquismo solo comunista?

También hubo movimientos opositores muy aislados en el campo socialista y anarquista. Sí podemos afirmar que la principal fuerza opositora fue la del PCE, en los 40 y luego. Tras la división y fragmentación del Frente Popular, más aún tras el golpe de Casado, el ambiente anticomunista se extendió entre los socialistas, republicanos y anarquistas. Ya durante la Guerra Civil fue el partido de la resistencia, y su militancia, la más combativa. Este hecho se multiplicó cuando los comunistas protagonizaron la lucha desde el interior del país con su política de Unión Nacional y liderando la lucha armada guerrillera.

"Pese a todo, la lucha del PCE fue la principal fuerza opositora al régimen, que quizá no llegó a tambalear a Franco y a Falange"

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El libro es un canto al sacrificio de varias generaciones de militantes. ¿Tuvo algo que temer el régimen franquista?

Fueron personas comprometidas con sus idearios y su organización política. Los dirigentes y la militancia del PCE creían que, una vez derrotadas Alemania e Italia, los aliados acabarían con la España de Franco para instaurar una democracia. Esta situación ayudó a la operación ‘Reconquista de España’ por el valle de Arán. En realidad, gran parte de la población estaba en muy mala situación, tanto económica como social, por el sistema represivo. Pese a todo, la lucha del PCE fue la principal fuerza opositora al régimen, que quizá no llegó a tambalear a Franco y a Falange, pero sí a preocupar, y muy mucho, a las fuerzas y cuerpos de seguridad, los gobernadores civiles y las instancias militares.

¿Hasta qué punto esta resistencia no exacerbó la extrema represión de la dictadura?

Fue una represión física, política, cultural, económica…, contra aquella parte de los españoles tildados de ‘rojos’. No solo querían terminar con ellos, sino suprimir sus idearios y principios políticos. Tenían que acabar con todo atisbo de oposición, arrancar de raíz todo pensamiento diferente. La violencia, el castigo, las detenciones, las depuraciones, las confiscaciones, los brutales interrogatorios, los fusilamientos y los encarcelamientos estaban a la orden del día. El nuevo Estado pensó que todas aquellas personas desprendidas de sus pertenencias y en la más absoluta miseria y penuria quedarían rápidamente desideologizadas. Ante cualquier movimiento de oposición, el régimen ponía en marcha la maquinaria represora.

"Las trece jóvenes fueron acusadas de rebelión contra un régimen dictatorial y represivo, no por ningún acto terrorista. Algunas ni siquiera tuvieron actividades políticas, solamente iban a los salones que la JSU dedicaba a actividades juveniles y bailes"

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¿Qué le parecen las declaraciones de un dirigente de Vox tildando a las Trece Rosas de terroristas?

Se descalifican por sí mismas, al no ser reales. Yo fui uno de los primeros historiadores en poder ver la causa 30.426 hace más de veinte años. Las trece jóvenes fueron acusadas de rebelión contra un régimen dictatorial y represivo, no por ningún acto terrorista. Algunas ni siquiera tuvieron actividades políticas, solamente iban a los salones que la JSU dedicaba a actividades juveniles y bailes. El régimen quiso hacer ver que las detenciones tenían que ver con el triple asesinato, cuando varios de los fusilados fueron detenidos antes de los hechos. Con declaraciones de este tipo, quizá quieren seguir humillando a aquella parte de la población que no pensaba como ellos, ochenta años después. Parece que todo el trabajo en favor de la recuperación de la memoria les haya hecho daño. Para personas que hacen manifestaciones de este tipo, la historia de nuestro país sigue siendo un juego de revancha y odio, tildando de verdugos a quienes fueron víctimas. Entiendo las acciones judiciales de familiares y asociaciones.

¿Por qué no hay una memoria histórica aceptada por todos?

Hay que dar a conocer cómo y quiénes fueron los que dieron el golpe de Estado, sin olvidar la violencia cometida durante la Guerra Civil por republicanos y sublevados. Pero tampoco hay que obviar la represión sistemática, atroz y bárbara cometida por las nuevas autoridades. La cuestión está en reconocer la historia lo más objetivamente posible, que sea reconocida por todos, aunque cueste muchos años, y que su estudio y conocimiento sean vistos como algo normalizado. Con la aprobación de la ley de Memoria Histórica, parecía que se daba un paso adelante para el reconocimiento de las víctimas de la dictadura, algo normalizado en otros países como Alemania e Italia. No obstante, dicha ley se ha incumplido reiteradamente en temas como las penas de los juicios sumarísimos, la simbología franquista de exaltación, el Valle de los Caídos... Esperemos que se pueda aprobar la proposición de ley recientemente presentada.

¿Qué debería contemplar?

Una mayor implicación del Estado, con penas y sanciones para quienes la incumplan; unos listados de represaliados y de víctimas del exilio, de depuraciones, de encarcelamiento y de fusilados; llevar a la aulas como obligatoria la enseñanza de la memoria histórica; investigación y formación en las universidades; unos espacios de memoria, empezando por el Valle de los Caídos; acceso libre a los archivos y fondos documentales, y desclasificar dicha documentación, para que su estudio ayude a los historiadores, y el reconocimiento de los delitos de lesa humanidad.

¿Qué papel cumplió la minería y la industria en la construcción de una oposición al franquismo?

La base de la organización clandestina comunista asturiana quedó iniciada con la dirección de Quiñones, y, a pesar de las detenciones, sería con la siguiente estructura dirigente de Jesús Carrera que la presencia del PCE en Asturias cobró impulso. Para ello destacó la labor del asturiano apodado Tino, quien extendió los nuevos postulados políticos llegados del PCE en Francia con Jesús Monzón a la cabeza. Otro dirigente asturiano que por momentos dirigió la organización en toda España, Jesús Bayón, quiso conocer la situación de la actividad guerrillera en los montes asturianos. La idea era crear una base activa para llevar a cabo unos cursos de reorientación política y unificar sus acciones con la política del PCE. Tras los contactos de Tino con algunos camaradas, supieron de la dificultad de realizar la idea de Bayón por la desunión entre los grupos y las discusiones con los socialistas.

Tras el fracaso de la invasión del Valle de Arán, la lucha siguió, también en provincias como Asturias.

Asturias, por su particular relieve y orografía, era un lugar idóneo para la presencia de los huidos. Si a eso le añadimos el importante respaldo popular, podemos destacar la importancia de la guerrilla asturiana, antes y después de la invasión del valle de Arán, en 1944. Las acciones guerrilleras se incrementaron a finales de 1945 con la presencia de los maquis y de los dirigentes llegados de Francia. Hubo dos alternativas: una vertiente comandada por Constantino Zapico, defensora de un combate más activo, frente a la postura de Baldomero Fernández Ladreda, valedora de una guerrilla unitaria con los socialistas. La primera de las opciones fue la que triunfó. El PCE articuló tres brigadas con Casto García Roza, Manuel Díaz Caxigal y Zapico al frente. Debido a la extrema violencia política y social ejercida por la Guardia Civil, por las numerosas delaciones, detenciones y muertes, la supervivencia de la lucha armada en Asturias no sobrepasó la década de los cuarenta, salvo excepciones de algunos guerrilleros, asesinados en los primeros cincuenta. La historia oral en los pueblos de Asturias recogió las vivencias de guerrilleros como Manuel Fernández, “Peque”; Nicanor Fernández, “Canor”; Fernández Ladreda, “Ferla”; los hermanos Mario y Guillermo Morán, “Moranes”; Jacinto Suárez, “Quirós”; Cristino García; José Vitini, y tantos otros combatientes.

Uno de los hilos conductores del libro es la tensión entre Monzón y Carrillo.

También hubo luchas internas antes. Los primeros comités reorganizados no se fiaban de otros grupos e individuos que aparecían indicando que eran los organismos superiores de la fuerza política comunista en la clandestinidad, quejándose de que ellos habían estado en los momentos más duros. Cuando se producía la sustitución de una dirección comunista por otra, la estructura dirigente entrante criticaba la labor de sus antecesores y hacían una campaña de acusaciones. Así pasó con Heriberto Quiñones y sus colaboradores, siendo acusados de traidores y sectarios. La misma situación ocurrió cuando Jesús Monzón, máximo dirigente del PCE en Francia y España, fue sustituido por cuadros enviados desde América por Santiago Carrillo. Monzón planteó una unificación de todas las fuerzas democráticas para restaurar el sistema republicano con un Gobierno de unidad nacional. Cuando Carrillo inició su ascenso al poder dentro del PCE, empezó con ataques a esa política. Entregó a Agustín Zoroa unos documentos atacando a Monzón. También manifestaba que tenían que llevar acciones más represivas y revolucionarias contra franquistas y falangistas. Tras la detención de Monzón, empezaron las acusaciones de provocador, burgués, sectario, delator... Más aún si cabe porque el comunista navarro pudo salvarse de la pena de muerte por las influencias de amigos de la juventud en puestos franquistas.

"Santiago Carrillo Solares no dejó ni dejará a nadie indiferente por su personalidad, trayectoria política y decisiones, que le persiguieron durante toda su vida, sobre todo por algunos momentos, como los asesinatos en Paracuellos"

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¿Cómo era Carrillo entonces?

Santiago Carrillo Solares siempre será motivo de discordia, debate, odios y afectos. No dejó ni dejará a nadie indiferente por su personalidad, trayectoria política y decisiones, que le persiguieron durante toda su vida, sobre todo por algunos momentos, como los asesinatos en Paracuellos, la actividad política durante el estalinismo, la separación de la órbita soviética con el eurocomunismo, los malos resultados electorales y el abandono del PCE... Sin embargo, también hubo logros que no pasaron desapercibidos, incluso a sus rivales políticos: lideró la organización clandestina más combativa contra la dictadura franquista, los pactos de la “Transición”, su papel en el fallido golpe de Estado del 23F, su buena y cordial relación con el Jefe del Estado... Astuto, inteligente, ambicioso y ladino, revolucionario, hombre dogmático y de partido, y estalinista y reformista.

Se le acusa de traicionar a compañeros, de ordenar la ejecución de militantes molestos…

El hombre de las conveniencias, como defino a Carrillo, utilizó su puesto para conseguir el beneficio propio y el cargo deseado, costase lo que costase y llevándose por delante a quien hiciera falta. Los camaradas que podían hacerle frente fueron acusados de delatores y de sectarios. Llegado el caso, podrían producirse depuraciones y eliminaciones físicas. Estos acontecimientos estaban enmarcados en aquellos años donde las técnicas y las tácticas estalinistas eran comunes. Las imputaciones de sectarios y las expulsiones se multiplicaban en el seno de las organizaciones comunistas.

¿Puede poner ejemplos?

Se produjo una psicosis de traición en el interior de los partidos comunistas que llevó a la expulsión de mucha militancia e incluso a asesinatos, las purgas... En el caso del PCE hubo decenas de ellas documentadas y seguramente más que no se conocen. Yo he podido investigar los asesinatos de los comunistas Gabriel León Trilla y Angelines Agulló. El caso curioso e insólito de este doble crimen es que en el asesinato de León Trilla cometido por dos miembros de la guerrilla urbana madrileña el 5 de septiembre de 1945 y con la orden emanada desde Francia (Carrillo era el máximo dirigente), la mujer encargada de llevar a Trilla ante sus ejecutores fue Angelines Agulló. Carrillo escribió que Trilla era un provocador y un traidor, pero culpó al Comité Provincial del PCE de Madrid y a la guerrilla del asesinato. Agustín Zoroa, el dirigente que llevó la orden desde Francia para que se llevara a cabo la purga, envió varios informes a Carrillo informando de la misión cumplida y del buen trabajo realizado por Agulló “Teresita”. Por su fidelidad al Partido, ‘Teresita’ estuvo a punto de ocupar puestos de responsabilidad, pero al ser conocedora de detenciones y delaciones fue considerada un peligro. Zoroa regresó de Francia con la orden de acabar con su vida, lo que se produjo el 27 de marzo de 1946 en las cercanías de Valencia a manos de un guerrillero. Este hecho me fue confirmado por Faustina Romeral, “compañera sentimental” de Zoroa. Ella manifestó que él se arrepintió. Hace unos años, comuniqué telefónicamente a la hermana de Angelines, Luz Agulló, cómo terminó sus días su hermana.

Menciona la desaparición de la primera esposa de Carrillo, Asunción Sánchez, ‘Chon’, y parece no dar crédito alguno a versiones como la de Líster, que acusaba al gijonés de haberla eliminado...

Asunción Sánchez y su hija Aurora llegaron al domicilio de José Urigoitia, en el pueblo vizcaíno de Erandio, procedentes del Levante, donde estuvieron escondidas. Asunción recibió una carta donde le indicaban cómo pasar a Francia. David Mardones las acompañó a la estación de tren y pudieron pasar a territorio francés. Esta información la obtuve por fuentes de primera mano. A lo largo de los años ha habido muchas teorías. El propio Carrillo indicó que estuvieron en el campo de Albatera y gracias a las gestiones de la organización pudieron escaparse, estando la niña muy enferma. Murió en 1940, en Moscú, de una enfermedad congénita. Y tras ello, Asunción se exilió con el dirigente asturiano a América. Otra teoría, procedente del ámbito más derechista, indicaba que Aurora abandonó a Carrillo por otro hombre y los dos se fueron a Cuba, deshaciéndose el asturiano de ella. La versión del antiguo militar comunista -y anticarrillista declarado- Enrique Líster es más tétrica aun si cabe, indicando que Carrillo ordenó su muerte por estrangulación y su entierro en el jardín de la casa de Dolores Ibárruri en París. La última de las hipótesis, en el ámbito soviético, indicaba que Aurora se había suicidado al no soportar la muerte de su hija en la URSS. No puedo opinar sobre elucubraciones y teorías.

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