Los gatos domésticos fueron introducidos en Canarias por los seres humanos, tal y como ha ocurrido en más de 8000 islas en todos los océanos. Estos animales tienen una enorme facilidad para establecer poblaciones asilvestradas, sin contacto alguno con los seres humanos, ya que son depredadores generalistas y oportunistas que se alimentan de una gran variedad de presas. Además, son capaces de adaptarse a las variaciones y aprovechar cambios en la disponibilidad de presas modificando su comportamiento trófico. Por otro lado, es necesario destacar que sus efectos sobre las faunas autóctonas son más severos en los ecosistemas insulares que en los continentales, ya que en las islas oceánicas las poblaciones de animales han evolucionado durante millones de años sin depredadores terrestres tan eficaces como los gatos. Esto explica que los gatos hayan participado en el 14% de las extinciones de mamíferos, aves y reptiles ocurridas en islas y que en la actualidad amenacen al 8% de las especies consideradas como en peligro crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (Global Change Biology (2011) 17: 3503-3510). Esta misma prestigiosa organización incluye al gato entre las especies invasoras más peligrosas.

La dieta de este depredador introducido en islas engloba tanto a mamíferos introducidos, cuando están presentes, como conejos, ratas y ratones, como a especies nativas de aves, reptiles e invertebrados. En Canarias su dieta incluye al menos 68 especies: 5 mamíferos, 16 aves, 15 reptiles y 32 invertebrados (Mammalian Biology (2009) 74: 169-181), siendo la mayoría de especies de aves, reptiles e invertebrados endémicas.

De las especies nativas de aves depredadas por los gatos, según el Catálogo Canario de Especies Protegidas y el Catálogo Español de Especies Amenazadas, el Pinzul (Fringilla polatzeki) se cataloga en peligro de extinción, mientras que la Pardela chica (Puffinus assimilis) y la Tarabilla canaria (Saxicola dacotiae) lo están como vulnerables (Biodiversity and Conservation (2009) 18: 829-846). No obstante, otras especies de aves amenazadas como la Pardela pichoneta (Puffinus puffinus), el Paíño pechialbo (Pelagodroma marina), la Paloma rabiche (Columba junoniae) y la Paloma turqué (C. bollii), aunque no se detectaron en los estudios de la dieta del gato, sí que se han encontrado ejemplares con señales inequívocas de haber sido depredadas por este felino. Además, no se puede descartar que los gatos hayan jugado algún papel en la extinción de algunas de las especies extintas en el archipiélago.

En Canarias, los reptiles aparecen en la dieta de los gatos con una de las frecuencias más elevadas en todo el mundo. Sus efectos sobre los lagartos gigantes de El Hierro (Gallotia simonyi), La Gomera (G. bravoana) y Tenerife (G. intermedia) son muy preocupantes ya que, están catalogados en peligro de extinción. Su principal problema de conservación es la depredación por gatos, pero no solo por los gatos asilvestrados sino que, debido a la cercanía de las últimas poblaciones de lagartos gigantes a núcleos de población humana, tanto los gatos domésticos como los vagabundos son partícipes de esta grave amenaza que pesa sobre ellos.

Pero el impacto de los gatos no solo se relaciona con su efecto directo sobre las poblaciones de sus presas sino que es capaz de afectar al funcionamiento de los ecosistemas en su conjunto. Algunas de las especies de aves y lagartos que son depredadas por los gatos son importantes en los procesos de dispersión de semillas de especies de plantas nativas. Sin embargo, cuando los gatos depredan sobre ellas, el efecto que provoca en las semillas al pasar por su tracto digestivo, es diferente dependiendo de si estas semillas son de especies nativas o introducidas. En el caso de las primeras se ve disminuida su viabilidad y capacidad de germinación, mientras que a las introducidas no les causan ningún efecto. De esta manera, los gatos estarían contribuyendo a la dispersión de las especies exóticas e invasoras en detrimento de las nativas o endémicas (Biological Invasions (2015) 17: 1655-1665).

Aunque la depredación constituye el efecto más evidente, se han descrito otros impactos menos perceptibles. La competencia por el alimento puede ser uno de ellos. Por ejemplo, al depredar sobre los lagartos competirían con el cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), una de cuyas principales presas son estos reptiles. Por otro lado, las islas canarias constituyen una zona de paso importante en las migraciones de numerosas especies de aves. La presencia de gatos puede provocar interferencias en los procesos de migración disminuyendo el tiempo de reposo y alimentación necesario para continuar su viaje. También afectan al comportamiento reproductor de las aves ya que, inducen cambios en la nidificación, en el tiempo que pasan los adultos en el nido, o el del cuidado de los pollos.

El último de los grandes problemas que causan los gatos es el de la transmisión de enfermedades. Ya en un artículo anterior, publicado en La Provincia/DLP el 30.12.2018, se trató la problemática de la transmisión de la Toxoplasmosis de gatos a humanos y sus terribles efectos sobre nuestra salud. Pero esta enfermedad también ha sido detectada en otros grupos y especies de animales como aves (cuervos, gansos, alcatraces, pingüinos o cormoranes) o mamíferos (focas y delfines) (Biodiversity and Conservation (2014) 23: 327-342) con repercusiones muy negativas para su conservación.

La información disponible a día de hoy indica que el impacto que los gatos están causando sobre la biodiversidad del archipiélago canario es enorme, constituyendo la principal amenaza para algunas especies en precario estado de conservación. Si bien es imposible la erradicación de los gatos asilvestrados de la mayoría de islas del archipiélago, es muy urgente y necesaria una adecuada gestión sobre ellos para minimizar sus impactos. Por un lado, es necesario abogar por que se haga cumplir la normativa vigente tanto en materia de protección y bienestar animal como de conservación de la naturaleza. No debemos olvidar que la legislación (RD 630/2013 Catálogo español de especies exóticas invasoras) indica que los gatos en el medio natural tienen la consideración de animales invasores por lo que las administraciones competentes deben adoptar las medidas de gestión, control y posible erradicación de sus poblaciones. Por otro lado, los propietarios de gatos deben mantener sus mascotas identificadas y controladas en todo momento y no permitir que vaguen sin control fuera de sus domicilios. La eliminación de las colonias de gatos vagabundos es otro objetivo necesario para que no contribuyan a aumentar la población de gatos asilvestrados y sus impactos sobre la biodiversidad canaria, así como para disminuir los riesgos que para la salud pública suponen estas prácticas.

FÉLIX MANUEL MEDINA Y JUAN CARLOS RANDO son Biólogos y miembros de la Asociación para Conservación de la Biodiversidad Canaria