Rafa Nadal tiene la misma sonrisa (permanente) del piloto catalán Marc Márquez. Y, sí, como él reconoce y salta a la vista, ese buen rollo, esa buena predisposición a no crear conflicto alguno a su alrededor, a intentar llevarse bien con todo el mundo, salta a la vista. De no ser real, auténtica, todo el mundo se lo hubiese descubierto enseguida.

El campeonísimo de trial, Toni Bou, ganador de 28 títulos mundiales me decía el otro día que cada vez que empieza una competición todo el mundo le da como ganador y es, entonces, cuando empieza a dudar de que pueda ganar. ¿Le pasa algo parecido a usted? No, no, son los otros los que te dan como favorito, yo nunca me veo favorito. Hombre, si debuto en Roland Garros contra el 83 del mundo, por citar un caso, es evidente que, si estoy a mi mejor nivel, soy el favorito, pero lo que quiero decir es que, desde dentro, tú sabes que puedes perder y puedes ganar. Y esa es nuestra realidad, porque ocurre, no es una pose, no. La presión externa, mediática, por ganar no la he sentido jamás, es mi presión personal la que me afecta, no la externa.

Dígame una cosa, ¿cómo lo hace para sobreponerse a la pérdida de un punto, un juego o un set? Es un tema de hábitos. Los mejores jugadores, tenísticamente hablando, son mentalmente muy fuertes y tienen esa capacidad. Hay jugadores que, cuando el partido se pone cuesta arriba o pierden un punto, un juego, un set, bajan los brazos. En mi caso, y solo puedo hablar por mí, es una obligación personal que he tenido siempre desde pequeño, pues he tenido un entorno al lado que no me ha permitido jamás bajar los brazos, mi tío Toni, en ese sentido, siempre ha sido muy exigente conmigo y creo que, gracias a eso, me es más sencillo seguir, seguir y seguir peleando.

Incluso cuando empieza la final de Roland Garros ganando por 6-0 al número uno del mundo. En ese instante, aún más porque le diré una cosa: la forma que tiene el tenis de contar es muy traicionera, mucho. Tras ese 6-0, muchos pensaron que estaba apalizando a Novak (Djokovic) y nada más lejos de la realidad. Aquel 6-0 fue muy engañoso, porque el nivel de uno y otro no fue para un 6-0. Las cosas se dieron así y punto, no puedes seguir jugando creyendo que le has dado una paliza. Y, a veces, cuando es al revés, cuando el que pierdo soy yo, sea por el resultado que sea, pienso igual y empiezo el siguiente set pensando que el partido empieza de nuevo. Lo más importante cuando estás en la pista es no dejar de darte oportunidades a ti mismo, jamás bajar los brazos, pues tú puedes mejorar, te llega la inspiración, el rival puede fallar, se puede relajar…si mentalmente bajas los brazos o pierdes la fe, entonces es imposible remontar.

¿De verdad idearon unas bolas en Roland Garros para que perdiese? Por favooooooor, esa tesis sobre las bolas de Roland Garros la he oído y leído, sí, y es absurda, una barbaridad. Roland Garros cambia de patrocinador y el nuevo sponsor hace sus propias bolas. Mi relación con Roland Garros es excelente, no tengo queja alguna, ni del público ni de la organización. Mi sensación es que cada año están muy, muy, contentos de que gane. Y se les nota.

¿Le gusta que todo el mundo le considere un modelo, que todas las madres quisieran tener un hijo o un yerno como usted? No es algo que me preocupe mucho. Yo creo que todos los que somos populares, que salimos en televisión, por decir algo, debemos ser muy responsables, pues hay mucha gente en la que puedes influir, para bien y para mal y, por tanto, debemos cuidar nuestro comportamiento, nuestras palabras. Yo trato de actuar con naturalidad, uno no puede ser un producto de marketing, si lo eres, en algún momento, surge algo negativo que destruye ese disfraz. Yo no podría comportarme en la pista como me comporto si mi actitud fuese prefabricada, si fuese una pose estudiada, en algún momento se descubriría que no soy así. Trato, insisto, de ser natural. No pretendo gustar a todo el mundo. Es más, creo que eso es imposible. Trato de ser correcto con todo el mundo, educado y, sobre todo, agradecer a la vida las cosas positivas y buenas que me ocurren.

¿Le ha cambiado mucho el matrimonio, su boda? ¿A mí?, no, no, que va, que va (inmensa carcajada), Xisca y yo llevamos 16 años juntos. Fue un día muy bonito, mucho, y eso que yo no soy muy dado a este tipo de cosas, pero fuimos los que teníamos que ser, gente de confianza, y lo pasamos muy bien.

Por cierto, su amigo del alma, Pau Gasol, acaba de ser padre, ¿no sé anima? Ni me anima ni me deja de animar, nosotros tenemos clara nuestra hoja de ruta y, cuando venga, vendrá. ¿Si me gustaría tener un hijo tenista?, no creo que sea un tema de papá, eso es muy, muy, difícil y ser deportista profesional, también. Sí me gustaría que, si tengo hijos, crecieran con los valores que el deporte aporta, pues es un ambiente muy positivo, pero de ahí a que salgan tenistas es muy complicado, ¡y yo que sé!