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Entrevista | Mateo Gil

Mateo Gil: “Los favoritos de Midas’ es un aviso a navegantes”

"Después de mi primera película en 1999, decidí hacer solo lo que me sale de las tripas", afirma el director teldense

“Los favoritos de Midas’ es un aviso a navegantes” LP/DLP

Mateo Gil (Las Palmas de Gran Canaria, 1972) regresa a la dirección cinematográfica con una obra audiovisual fabulosa, “Los favoritos de Midas”, serie de seis capítulos de 50 minutos de Netflix producida por el también canario Adrián Guerra. Es fabulosa por la calidad de sus aspectos técnicos y creativos y por la fábula que propone de la sociedad hacia la que vamos -o en la que ya vivimos-, un previo del “1984” de George Orwell. Luis Tosar, Marta Belmonte y Willy Toledo encabezan el reparto.

Blackthorn (2011), Proyecto Lázaro (2016), Las leyes de la termodinámica (2018). La impresión es que en la década pasada usted se propuso afianzar su carrera como director, hasta entonces era sobre todo reconocido como guionista de películas de Alejandro Amenábar.

Siempre quise dirigir. Fueron las circunstancias las me llevaron a la escritura, entre otras cosas porque tuve la suerte de colaborar con Alejandro. Y me empeñé en escribir porque era una de mis asignaturas más flojas, cuando empecé era malo como las esquinas.

Como director de largometrajes se había estrenado en 1999 con Nadie conoce a nadie.

La hice muy jovencito, con 26 años, y, aunque fue un éxito en taquilla, sufrí bastante, me costó años sentirme cómodo con ella. Entonces tomé una decisión: “quiero hacer mis películas”, me dije, iba a dedicarme a levantar yo mismo los proyectos que quería hacer, aunque no funcionen en taquilla, hacer solo lo que me sale de las tripas. De hecho, lo siguiente que quise hacer fue el largometraje de esta serie, Los favoritos de Midas, a principios de la década de 2000.

¿Por qué tardó tanto, 12 años, en estrenar su segundo largometraje como director? 

Antes de Blackthorn hubo varios proyectos que no pude levantar. En todas las películas que he hecho después he asumido muchos riesgos. Si algo comparten mis tres películas de la década pasada es precisamente eso, el riesgo. Son un western, un drama de ciencia ficción muy duro sobre la muerte y una mezcla muy rara entre comedia y documental de ciencias. Estoy muy orgulloso de las tres.

Le cambió la suerte con Blackthorn, producida por un paisano, Andrés Santana, y en Los favoritos de Midas ha tenido como productor a otro, Adrián Guerra.

Ambos son productores muy importantes dentro de la industria nacional. A Santana sí lo había conocido antes de Blackthorn por otro proyecto que nunca salió, la adaptación de Pedro Páramo de Juan Rulfo. A Adrián Guerra me lo propusieron desde Netflix, yo no lo conocía, y no coincidimos demasiado, pues yo estaba más en el trabajo de campo y él tiene varias producciones entre manos. Tiene un futuro enorme como productor.

 Los favoritos de Midas es una serie creada por usted y Miguel Barros, ¿por qué la eligió?

Tanto a Miguel como a mí nos fascinaba el relato homónimo de Jack London. De hecho, a Miguel lo conocí en 2001 por ese cuento, fue un par de meses antes de que cayeran las Torres Gemelas. Me habló de él y estuvimos hasta las tantas hablando de sus posibilidades cinematográficas. Una semana más tarde estábamos en su casa de Galicia empezando a adaptarla al cine, en aquel momento como largometraje, entonces no existían las plataformas audiovisuales.  

¿Ha sido el proyecto más difícil de su carrera?

La creación ha sido un proceso rápido entre comillas, teniendo en cuenta que he estado al frente de todo. No es el caso de la serie en que el creador tiene directores y guionistas que trabajan para él, yo he estado en todas esas posiciones. Hacer eso en 20 meses ha sido bastante agotador y sí, ha tenido la dificultad de que los tiempos han estado más comprimidos que en las películas que había hecho hasta ahora. Pero, aparte de eso, otros proyectos han sido más complicados, por ejemplo por cuestiones de presupuesto. Aquí he contado con un equipo de primera fila, muchos habían trabajado conmigo, había confianza y eso ¡buf! ahorra muchas conversaciones. Aparte de que son profesionales muy buenos, con lo cual en un tiempo muy razonable dan un resultado fantástico.

¿Es su proyecto más ambicioso por el dibujo moral que hace del mundo actual? 

En ningún momento he pretendido hacer un retrato de la realidad actual. Mi intención va más por una interpretación metafórica de una situación que es más la de las últimas décadas y en un contexto más europeo que español. Me sorprende esa apreciación, pero no es la primera vez que la oigo.

Sí da la impresión de que la serie habla de un aquí y ahora, incluso parece situarse en un futuro cercano una vez superada el momento de parálisis mundial por la pandemia.

No pretendía que fuera tan así. La comparo, por ejemplo, con la fantástica serie Antidisturbios (Rodrigo Sorogoyen), donde sí hay una voluntad realista muy apabullante. Mi voluntad era más hacer pensar sobre la realidad que reflejarla. Los favoritos de Midas está, de hecho, enmarcada en el género policíaco y se ajusta a muchas de las claves del género. Sí es cierto que le ha quedado un aire distópico, pero, si fuera así, es una distopía muy cercana, porque esas revueltas sociales que se ven de fondo no son diferentes de los chalecos amarillos franceses. 

"Hay ideologías que están llegando al poder que dan miedo por autoritarias y poco compasivas con el dolor ajeno"

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La serie es pesimista. ¿Usted lo es?

Hablar en términos de pesimismo y optimismo pensando en Los favoritos de Midas quizás no sea lo correcto, la serie es más bien un aviso a navegantes, igual que el cuento de Jack London. Nos dice: “¡cuidado porque se está gestando un monstruo que, si no lo contenemos, nos va a comer!”. Esa es mi intención, advertir que estamos cruzando algunas líneas rojas. Hay ciertas ideologías que están llegando al poder que dan miedo, por autoritarias y poco compasivas con el dolor ajeno.

"El estado de bienestar está muy herido"

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¿Qué ha pasado con la sociedad para que hayamos llegado a este punto?

¡Que pregunta más difícil! Muchas cosas. Después de ese ciclo optimista y constructivo de las décadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial estamos en un momento en que el péndulo se nos esta yendo al otro lado, viene ocurriendo desde los 80. Hablamos de esos líderes mundiales de ideología neoliberal de esa década tenían una, de que se ha ido desregularizando mucho el sistema económico y eso ha arrastrado a muchos sistemas políticos hacia una serie de medidas que no han ayudado al estado de bienestar. De hecho, el estado de bienestar, si no está a punto de desaparecer, sí está muy herido.

También se percibe un esfuerzo por trasladar al espectador el estado de angustia creciente del personaje del empresario Víctor Genovés. 

No es intencionado, sino un efecto de los distintos elementos dramáticos al unirse. Se produce, por un lado, por la propia evolución de la historia, ya que el chantaje es muy angustioso, y, por otro, por tener a un actor como Luis Tosar, que es capaz de transmitir esa angustia de una forma portentosa. 

"El referente de la serie es el thriller político de los años 60 y 70"

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¿Cuáles han sido sus referentes cinematográficos para la serie?

La realización es muy sobria, clásica, remite a una narrativa de hace décadas, no hacemos ese cine inmersivo que últimamente vemos mucho, nuestra cámara es casi siempre distante, no hay cámara en mano. Con el director de fotografía, Pau Esteve, vimos muy claro desde un principio que esa era el estilo que más le iba a la serie y el que era más viable para un rodaje eficaz que transmitiera bien la historia. El referente es el cine político -o el thriller político- de los años 60 y 70, que a mí personalmente me fascina, porque no solo apela a la emoción sentimental, sino también a la intelectual.

¿Alguna inspiración en concreto?

Se habla mucho de Alan J. Pakula por el estilo fotográfico de la serie, y es cierto que para Pau Esteve era una referencia, con esa luz plana de fluorescente que predomina. Pero yo tengo metido en la sangre a Sidney Lumet, es de los directores que me marcaron. Es un estilo que merece la pena recuperar. Eran directores buenísimos.

"La cualidad más importante de un actor es saber leer"

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La serie incluye como aliciente adicional una auténtica pugna interpretativa entre Luis Tosar y Willy Toledo.

Creo que hay una nota común a ambos y es que ponen mucho peso en la lectura, es decir, en la comprensión del texto. Pero comprenderlo no buscándole razones al personaje en un pasado, no, no, no, comprender exactamente qué implicaciones tiene cada frase. Y, claro, son gente sabia, que ha leído mucho, trabajado mucho, que sabe leer entre líneas, eso es oro para un director. La cualidad más importante de un actor es saber leer y ellos la comparten. Da gusto verlos cuando das motor, impagable.

Elija su momento preferido de Los favoritos de Midas.

Cuento uno que no desvela más de lo necesario. Es un diálogo que mantienen el inspector (Willy Toledo) y el empresario (Luis Tosar) en el que el primero comenta si eso de los favoritos de Midas no es otra cosa sino un virus que se está extendiendo por toda la sociedad, un virus del que forman parte cientos, miles de personas.

¿Ve? El paralelismo con la situación actual parece claro.

Pero es casualidad, por supuesto, porque la serie se escribió y rodó antes de la pandemia. Pues bien, en esta secuencia, que para mí contiene mucha emoción, Toledo hace un poco de todos nosotros, en el sentido de que podemos llegar a comprometernos en una causa por el bien común, pero si nuestra familia o nuestra vida personal están en juego, ahí paramos. Así somos el común de los mortales. El inspector no es un héroe. Y se enfrenta al gran empresario hablando a corazón abierto de cuáles son las salidas morales al chantaje. 

“Tenerife ha sido el lugar donde más a gusto he rodado en mi vida”

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¿Canarias está en mente en algunos de los proyectos que tiene por delante?

Veremos. Solo puedo decirte que el lugar donde más a gusto he rodado en toda mi vida ha sido en Tenerife Proyecto Lázaro. ¡Nunca he rodado tan cómodo! Todavía no he filmado en mi isla, espero que algún día eso ocurra.

Una vez me habló de un guion que se desarrollaba por la zona del Andén Verde, entre los pueblos de Agaete y La Aldea.

Ese fue mi primer guion, lo escribí mientras estudiaba en la facultad, se quedó en un cajón. E  hice bien (risas). 

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