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Danza

Titoyaya Dansa libera a ‘Carmen’ de estereotipos en su revisión del clásico

El Galdós recibe hoy a la compañía valenciana con ‘Carmen.maquia’, en la que rehuye de “lunares y peinetas” en favor del blanco y negro

El coreógrafo Gustavo Ramírez, ayer en el Teatro Pérez Galdós, antes de los ensayos de ‘Carmen.maquia’.

La compañía valenciana Titoyaya Dansa revisa el clásico de Carmen, título de la novela que Prosper Mérimée escribió en 1845, y en la que Georges Bizet encontró el libreto para la ópera del mismo nombre que se estrenaba en París en 1875. Una pieza harto frecuentada por las compañías de danza, además de obra del gran repertorio operístico, que ahora se presenta en la capital grancanaria como Carmen.maquia, y desprovista de los tópicos a los que se presta esta sensual gitana.

La obra que se representa en un único pase, hoy jueves, a las 20.00 horas, en el Teatro Pérez Galdós, se ciñe al libreto de la ópera, -con música de Bizet y Pablo Sarasate- si bien la compañía que fundó en 2006 el coreógrafo alicantino Gustavo Ramírez, ha querido dar un paso más allá en torno a Carmen y su destino.

Con un elenco de trece bailarines; dirección de Gustavo Ramírez y Verónica García Moscardó; coreografía de Gustavo Ramírez; escenografía de Luis Crespo; y diseño de vestuario de David Delfín, esta Carmen.maquia tiene de especial, tal como razona el director y coreógrafo Gustavo Ramírez, una nueva estética y lectura.

“Esta pieza la cree en Estados Unidos y allí los estereotipos hispanos están muy marcados”, explica Gustavo Ramírez. “Cuando decidí hacer esta Carmen decidí prescindir de lunares y peinetas, no reniego de ello, pero somos mucho más a nivel de estética. Para mi era muy importante encontrar ese españolismo sin ser tan obvio”.

“Se pueden tener esos sentimientos sin recurrir a lo típico”, asegura Gustavo Ramírez

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Y es que tal como reflexiona el coreógrafo, “se pueden tener esos sentimientos sin recurrir a lo típico”. Para ello, y con la complicidad del escenógrafo Luis Crespo, se recurrió a Picasso, que “había sido un gran admirador de Carmen, y vimos que el escenario podría ser un lienzo con referencias y olores a Picasso, y cogimos el Guernica”. Con ello se genera un espacio en colores oscuros en una estética de blancos, negros y grises.

A nivel argumental también se quiso dar un vuelco. En este sentido, Ramírez detalla que “he visto muchas versiones de Carmen, y siempre me pareció que la historia había quedado difuminada.” Y aunque “la danza no explica las cosas de forma literal, son sentimientos recogidos por el espectador, y el reto era intentar que el público sepa y conozca a un personaje que lucha por la libertad sin pensar en los demás”.

La obra se estrenó en Chicago en 2012 con un éxito notable, y “no ha habido año en que no la haya representado en algún sitio”, señala. Fruto de este boom han sido muchas las compañías internacionales que han incluido esta pieza en su repertorio.

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