Una casa del siglo XVIII en el casco histórico de Las Palmas de Gran Canaria, en el barrio de Vegueta, se convierte en una pieza esencial decorativa para defender que la modernidad no está reñida con una vivienda antigua, como es el caso de esta casa de tres plantas donde reside un matrimonio y su joven hijo, que pasa la mitad del año fuera de Canarias.

Durante casi un año y medio la vivienda sufrió una importantísima renovación ya que sus propietarios buscaban el lugar perfecto, definitivo, al cual trasladarse después de casi dos décadas residiendo en un impresionante edificio de la calle Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria. La nueva vivienda y su decoración combina todo aquel mobiliario fantástico de la anterior propiedad mezclándolas con piezas modernas y nuevas que convierten el nuevo hogar en un paso más de la historia familiar y no un borrón y cuenta nueva de su antiguo domicilio.

Un patio central se convierte en el vertebrador de esta casa donde la cocina juega un importante papel como cordón umbilical de la vida de sus inquilinos y amigos. Esta planta abierta tiene, no obstante, el comedor separado del resto con una iluminación más acorde con una velada con comenaales.

La casa, en la segunda planta, únicamente cuenta con dos dormitorios sumamente amplios, eso sí, y dotados en uno de los casos con una terraza privada con vistas a la Catedral de Las Palmas de Gran Canaria además de sendos vestidores.

En la planta alta del edificio los propietarios han construido un espacio para recibir a amigos y pasar la tarde noche con fantásticas vistas a la ciudad, dotado de una barra, zona de barbacoa y varios sofá además de césped artificial. A esta zona se accede a través de una estructura realizada en cristal y acero. Además cuenta con un aseo realizado como una pieza exenta, de formas geométrica y fabricada en acero, que se convierte en un atractivo elemento de decoración además de ser sumamente útil.