Nacido en Fuencaliente, La Palma, y aficionado desde pequeño a la fotografía, Saúl Santos Díaz recorre el mundo con su cámara Nikon a cuestas como fotógrafo de viajes especializado en paisaje y naturaleza. "La fotografía me viene de familia, mi padre, también fotógrafo, siempre me llevaba por toda la isla y observaba cómo fotografiaba su belleza, soñaba con conocer y recorrer el mundo, he podido hacer de mis dos mayores aficiones mi profesión, eso es un verdadero sueño", afirma Saúl.

El fotógrafo palmero recorre diferentes lugares del planeta, equipado siempre con su cámara, a la búsqueda permanente de las mejores imágenes. Su trabajo ha sido publicado en numerosos medios tanto nacionales como internacionales: Viajes de National Geographic, Turismo y Aventura, Viajar, Digital Camera o Popular Photography & Imaging, entre otros muchos. Saúl es autor y coautor de una decena de libros, su trabajo ha sido expuesto en diferentes salas en las principales capitales europeas y de América Latina y entre sus colaboraciones destacan las realizadas para el cine. Su trabajo ha sido reconocido y premiado por diferentes certámenes, tanto de ámbito nacional como internacional.

Entre sus viajes cabe destacar la Patagonia, del que algunas imágenes ilustran este artículo. "Es de esos lugares que soñaba conocer, uno de los escenarios que más trabajo y satisfacciones me ha dado, sobre todo en Torres del Paine y Glaciar Grey (Chile), el que vemos en estas fotos. Es sentir el crujir del glaciar bajo tus pies, vivir las cuatro estaciones del año en un solo día, ver cómo cada día el paisaje es diferente. La Patagonia, para mí, es el escaparate natural más increíble del planeta", afirma el fotógrafo, que confiesa haber vivido en ese viaje alguna de las experiencias más impactantes. "Mientras fotografiaba un grupo de kayaks frente al glaciar, sentimos la llamada por radio del jefe de grupo de los kayaks, que saliéramos cuanto antes de donde estábamos, mientras salíamos a toda velocidad veíamos cómo todo el frente del glaciar se rompía y se iba girando como una enorme montaña de hielo que emergía del lago, parecía ir contra nosotros y engullirnos. Cuando todo se normalizó nos acercamos y pudimos hacer algunas fotos, las que ven con el hielo muy azul, color debido a la falta de oxigeno en el hielo al estar debajo del agua", relata Saúl, que ya prepara futuros viajes al tiempo que se centra en proyectos personales. "Tengo una importante exposición en La Palma este mes y estoy con varios proyectos por todas las islas", concluye.