“Absolutamente satisfecho” se mostró ayer el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, tras reunirse con su homólogo marroquí, Abdeluafi Laftit, en Rabat, para abordar la presión migratoria que sufre Canarias. Una satisfacción que, sin embargo, no se tradujo en ninguna solución para las Islas. Marlaska no sólo vetó los traslados de los migrantes a la Península atendiendo a las políticas de la Unión Europea (UE), sino que tampoco concretó si hay plazos o no para proceder al retorno de los marroquíes que se encuentran entre los migrantes en el muelle de Arguineguín, así como en el resto de instalaciones de acogida improvisadas en las Islas.

“Las políticas migratorias son del conjunto de la UE y no sólo de España", alegó Marlaska para explicar por qué no se derivan a migrantes a la Península, a pesar de que varias comunidades autónomas se han ofrecido para acogerlos y ofrecerles unas condiciones más dignas que las que tienen que soportar en el muelle. "Cuando se habla de traslado a la Península hay que luchar contra la emigración irregular y evitar que se establezcan vías de entrada irregular a Europa”, aseguró el ministro.

El responsable de Interior no logra concretar las repatriaciones con Rabat

Adalbert Jahnz, portavoz de Migración de la Comisión Europea, consultado ayer por el diario digital Nius, explicó que “no hay regulación europea alguna que impida a un Estado miembro mover inmigrantes o refugiados dentro de su territorio nacional”. Las competencias de la UE en política migratoria son muy limitadas y se basan principalmente en la regulación de las condiciones de acogida, con la Directiva Europea de Migración y Asilo. La gestión nacional del fenómeno migratorio es de competencia nacional, indican.

A pesar de que las ONG y Unidas Podemos –socios del PSOE en el gobierno de coalición– se han mostrado favorables a estas derivaciones para aliviar la carga de las Islas y atender a las demandas de los migrantes, que quieren proseguir su viaje y no quedarse en el Archipiélago, los ministerios dependientes del PSOE se oponen. Tanto Interior como Migraciones –a cargo de José Luis Escrivá– se muestran contrarios a dejar que los africanos den el salto al continente y optan por no contradecir las órdenes de una UE que prefiere desembolsar 74 millones en infraestructuras de acogida en Canarias con tal de que los migrantes no salgan del Archipiélago. Fuentes policiales consultadas por Europa Press dijeron que desde que se inició la crisis migratoria sólo se han derivado unos 1.500 migrantes de los más de 18.000 que han llegado a las costas canarias.

A pesar de la magnitud de este flujo migratorio, Marlaska rechazó utilizar “atajos” para frenar la llegada de pateras a Canarias y aseguró que las medidas requieren de coordinación y lucha contra las mafias para ofrecer “protección a los más vulnerables y, evidentemente, con aquellos irregulares proceder al retorno con todas las garantías legales”.

Sin embargo, respecto al regreso a su país de los marroquíes tampoco hubo ningún avance. “Estamos hablando de relaciones entre dos países que trabajan de forma constante, no llegamos a ningún acuerdo puntual y concreto. Es simplemente ponernos al día y trabajar en los problemas que van surgiendo, para dar respuesta a situaciones de urgencia como estamos enfrentando en Canarias”, señaló. Sobre si Marruecos fue receptivo, el ministro prefirió bordear el asunto y aludir al terreno común de que la migración es una cuestión “estructural”. “No hay soluciones y atajos concretos, son políticas serias tratadas en tiempo y coordinación”, añadió, aludiendo también a la implicación de la UE y la participación de otros países del continente africano.

CC MIRA A BRUSELAS

El secretario general de CC, José Miguel Barragán, advierte que el “abandono” del Gobierno central con Canarias en materia migratoria “hace necesario pedir el amparo de la Comisión Europea” sobre todo “cuando se ha comprobado que la voluntad de Madrid es convertir a las Islas en la cárcel de la frontera sur de Europa”. Para Barragán, “es inaceptable” que el ministro “mienta” y aluda a una inexistente política migratoria de la UE. Las palabras del ministro, de que no va a haber derivaciones porque “hay que evitar establecer una vía de entrada irregular en Europa” (sic) son “de una enorme gravedad” y le recordó que “esos migrantes ya están en Europa porque Canarias es Europa”.